27 muertos en un fallido ataque al regimiento de Formosa

Previamente habían secuestrado un avión de Aerolíneas Argentinas y coparon el aeropuerto El Pucú. Luego del intento los extremistas obligaron al piloto a seguir viaje y aterrizaron en un campo de Rafaela.

La tranquila ciudad de Formosa fue escenario ayer del más cruento enfrentamiento que se registró en la Argentina a causa del extremismo.

Un comando de la organización últimamente declarada ilegal fracasó en su intento de copar el Regimiento 29 de Monte. Hubo un intenso tiroteo, en el que murieron los extremistas y 11 militares. Para apoyar su acción, los subversivos previamente habían secuestrado un avión de Aerolíneas Argentinas, que desviaron hacia Formosa, y coparon el aeropuerto de la ciudad tras un tiroteo en el que falleció un policía. El total de muertos llegaba anoche a 27. Por lo menos, 20 soldados, un policía y un oficial de Gendarmería resultaron heridos. Después del fallido ataque, los guerrilleros huyeron en el avión. Al no poder descender en Iguazú, se dirigieron hacia Rafaela, donde la máquina aterrizó próximo a una ruta.

Este es el itinerario del avión de Aerolíneas secuestrado: la línea gruesa indica el trayecto regular y la punteada el vuelo efectuado tras el copamiento de la máquina. El comandante fue obligado a descender en Formosa, donde subieron los terroristas que atacaron el cuartel. El aparato aterrizó cerca de Rafaela, al no poder bajar en Iguazú.

El secuestro

Un comando extremista secuestró ayer un Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas poco antes de que aterrizara en Corrientes y a punta de pistola obligó al piloto a dirigirse al aeropuerto de Formosa, que ya había sido copado por otro grupo cómplice, en tanto que un numeroso grupo subversivo intentó copar el Regimiento 29 de Infantería de Monte, ubicado en los suburbios de la capital formoseña, propósito que fue frustrado por la decidida actitud de la guardia, que ofreció tenaz resistencia a los agresores, poniéndolos en fuga.

Las primeras informaciones indicaban que 15 guerrilleros habían muerto en el enfrentamiento, en tanto que las bajas militares alcanzarían a once.

Al ver fracasar sus propósitos los terroristas se dirigieron en varios automóviles hasta el aeropuerto, donde aguardaba la máquina secuestrada, emprendiendo un vuelo que culminó en las proximidades de la ciudad santafesina de Rafaela. Los elementos subversivos obligaron al comandante a aterrizar en un campo, donde otros cómplices los aguardaban con varios vehículos, con los cuales se dieron a la fuga, aparentemente en dirección a la provincia de Córdoba.

Entre los pasajeros y tripulantes del avión no se registraron víctimas.

Los hechos

Las primeras noticias del secuestro se tuvieron al promediar la tarde en el aeropuerto correntino de Cambá Punta, donde a las 16,10 debía aterrizar el avión matrícula LV-JNE afectado al vuelo regular 706, entre el aeroparque metropolitano, Corrientes y Formosa.

Entre quienes aguardaban la llegada de la máquina en el aeropuerto correntino se encontraban los familiares del prefecto mayor Aníbal Rufino Antúnez, jefe de zona de la Prefectura Naval Argentina con asiento en Corrientes, quien regresaba de cumplir gestiones en la Capital Federal.

Las fuerzas de seguridad cerraron el aeropuerto como medida de prevención ante un posible aterrizaje de la máquina secuestrada para reaprovisionarse de combustible.

Inicialmente, Aerolíneas Argentinas no informó acerca del número de pasajeros que viajaban en la máquina ni suministró su identidad.

En Formosa

Poco antes de que el avión aterrizara en Formosa un grupo subversivo procedió a copar el aeropuerto. Fuerzas de Gendarmería y de la policía provincial que estaban apostadas en la estación aérea mantuvieron un tiroteo con los terroristas.

Extraoficialmente se supo que falleció un agente de apellido Alegre y que resultaron heridos el agente Miguel de los Santos Romero y el primer alférez Horacio Donato, del escuadrón 15 de Gendarmería Nacional.

En esos momentos llegaba al aeropuerto formoseño llamado El Pucú y ubicado a 8 kilómetros de la ciudad, en una máquina de la provincia, el interventor federal Juan Carlos Taparelli, quien regresaba de una gira por el interior.

El Interventor de la provincia de Formosa, Juan Carlos Taparelli, fue tomado como rehén

Los sediciosos secuestraron al funcionario y lo condujeron hasta una sala donde lo obligaron a tirarse sobre el piso. Al intensificarse el tiroteo, Taparelli aprovechó un descuido de sus captores y abandonó el lugar, llegando luego ileso a la Casa de Gobierno.

En el cuartel

Mientras estos hechos ocurrían en el aeropuerto, otro grupo más numeroso —lo integraban aproximadamente 60 subversivos fuertemente armados— intentó copar el regimiento, ubicado en los aledaños de la ciudad.

Efectivos de la guardia de prevención y de la compañía de retén respondieron de inmediato el ataque suscitándose un intenso y nutrido tiroteo que se prolongó por espacio de varios minutos, que conmovió a los 70.000 habitantes de la apacible ciudad - en la cual rara vez se registraron hechos terroristas — muchos de los cuales se encontraban durmiendo la siesta.

En el tiroteo se utilizaron ametralladoras y armas largas y los disparos se escucharon a varios kilómetros a la redonda.

Las acciones represivas fueron dirigidas por el propio jefe de la unidad, coronel Dardo Argentino Oliva, secundado por el teniente coronel Plechot y el mayor Ducrós, segundo jefe y jefe de operaciones del cuerpo, respectivamente.

El total de muertos llegaba anoche a 27, entre extremistas y soldadosEl total de muertos llegaba anoche a 27, entre extremistas y soldados

Al ver frustrados sus propósitos de copar la unidad militar, los guerrilleros emprendieron la fuga aparentemente en dirección al aeropuerto, donde los aguardaban sus cómplices. Nuevamente bajo amenazas de muerte obligaron al comandante Baqué, piloto de la máquina a decolar.

Operativo

No se suministró información oficial sobre el número de bajas pero algunos testigos dijeron que habían quedado tendidos frente al cuartel los cadáveres de 13 terroristas. Un teniente, un sargento y dos soldados habrían muerto en el combate, en tanto que una veintena de militares de distinta graduación habría sufrido heridas.

Tras rechazar el ataque, el coronel Oliva dispuso rápidamente un amplio operativo rastrillo en las inmediaciones del regimiento, una zona boscosa ubicada sobre el río Paraguay, tratando de capturar a los terroristas. Estos vestían pantalón, camisa y birrete azul.

Los heridos fueron conducidos al Hospital Central y la población respondió rápida y espontáneamente a los pedidos de sangre.

El rastrillaje se mantuvo durante toda la noche ante versiones que indicaban que no todos los agresores habrían podido abordar el avión.

En medio de la confusión reinante en la población pudo establecerse que poco a poco el Ejército y las fuerzas de seguridad controlaban totalmente la situación.

La ciudad también fue requisada palmo a palmo en busca de algunos de los atacantes que no habrían podido escapar.

En horas de la noche, la intervención federal dio a conocer un comunicado, en el cual informaba a la población que la situación se encontraba controlada.

Pese a ello, todos los comercios permanecieron cerrados y no se advirtió circulación de peatones ni de vehículos.