9/11 EL DÍA DEL TERROR

Washington y Nueva York. (ANSA, AP, AFP, EFE) —. En un ataque terrorista sin precedentes en la historia de los Estados Unidos, dos aviones con pasajeros a bordo chocaron ayer contra cada una de las dos enormes torres del World Trade Center en Manhattan, en plena city neoyorquina, y un tercer avión se estrelló contra el Pentágono en Washington.

Además dos aviones comerciales se estrellaron en Pittsburg y cerca de Camp David (la residencia de verano del presidente) y un coche bomba habría estallado frente al Departamento de Estado, en Washington.

Poco antes de las 10 de la mañana hora argentina, alrededor de las 9.00 en Estados Unidos, un primer avión de la compañía American Airlines, presumiblemente secuestrado por terroristas, se estrelló contra una de las torres de 450 metros de altura, y de 110 pisos. Dieciocho minutos después apareció en el cielo despejado de Nueva York otro Boeing secuestrado que se estrelló directamente contra la segunda torre. Media hora después las dos moles de concreto se vinieron abajo.

Desaparecidas. Una nube de humo y escombros en su lugar

Se estima que esas torres podían albergar en el momento de los ataques a unas 50.000 personas. Por lo que el número de muertos podría ser catastrófico.

Cuando la atención se concentraba en las torres, otro avión se estrelló contra el Pentágono, en Washington.

Mientras funcionarios y medios de prensa intentaban unir todas las piezas para entender lo que ocurría, vino la advertencia de que había más aviones comerciales secuestrados dirigiéndose directamente a Washington. La Casa Blanca, el Departamento de Defensa, el Capitolio, y todas las dependencias federales fueron evacuadas. El presidente George Bush habló en un discurso grabado en el que aseguró que se “cazará y castigará” a los responsables de este acto "terrorista”.

Bush visitaba un colegio en Florida cuando fue informado al oído de que un segundo avión había impactado contra las Torres GemelasBush visitaba un colegio en Florida cuando fue informado al oído de que un segundo avión había impactado contra las Torres Gemelas

La libertad misma ha sido atacada esta mañana por una descarada cobardía —dijo Bush—. Y la libertad será defendida.

El jefe de Estado nunca llegó a Washington. De regreso de la Florida, fue puesto a resguardo en una dependencia militar secreta en Louisiana, donde tendría acceso a todos los mismos controles que en la Casa Blanca.

Si bien nadie se adjudicó los ataques, la Inteligencia de EE.UU, aseguran que la única fuerza terrorista con capacidad para hacer semejante esfuerzo letal coordinado es la organización del terrorista saudita, Osama Bin Laden.

El multimillonario saudita se refugia en Afganistán. Ayer, el canciller talibán en Kabul, Wakil Ahmed Mutawakel, separó al movimiento islámico de su país de cualquier responsabilidad.

La tragedia empeoró cerca del mediodía, cuando otros dos aviones comerciales, con pasajeros, se estrellaron.

Ante el temor de nuevos ataques, el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, pidió ayer a todos los neoyorquinos que mantengan la calma y que abandonen el área de Manhattan, Los vuelos en suelo norteamericano fueron suspendidos.

Los ataques paralelos comenzaron en una hora pico en Manhattan. A las 8.48 un avión Boeing 757 de American Airlines, el vuelo 11 que en principio cubría la ruta Boston-Los Ángeles, con casi un centenar de pasajeros se estrelló contra la Torre sur del World Trade Center.

A las 9.03, un segundo avión, un Boeing 767 de United Airlines, el vuelo 77, desde Washington Dulles a Los Ángeles, con 156 personas, se estrelló contra la segunda torre.

Y poco después de los ataques, una de las torres en Manhattan se desplomó aparentemente por una bomba. Luego colapsó la segunda.

Caos. El desplome de una de las gigantescas torres

Antes, a las 9.35 de la mañana, dos explosiones sacudieron el Pentágono, donde trabajan 5.000 personas. Y un Boeing 757, de American Airlines, con 58 pasajeros a bordo, se estrelló contra el edificio.

Varias personas murieron en el atentado contra el Pentágono aunque todavía se desconoce el número de fallecidos y heridos. Un destacamento de infantería ligera rodeó el edificio y las rutas de los alrededores fueron cerradas, así como la estación del subterráneo cercana.

El Departamento de Estado también fue atacado con un coche-bomba que estalló frente a su sede.

La compañía aerocomercial United Airlines confirmó la pérdida de otro aparato, un Boeing 757 que realizaba el vuelo 175 entre Boston y Los Ángeles, el cual según versiones se habría estrellado cerca de Camp David.

El vuelo 93 de United, que había sido secuestrado en Pittsburgh con destino a Washington, aparentemente la Casa Blanca, fue derribado por cazas F-16 de la Fuerza Aérea de EE.UU., al oeste del estado de Pensilvania. En el Boeing 757 que había partido del aeropuerto de Newark hacia San Francisco, llevaba 38 pasajeros, dos pilotos y cinco asistentes de vuelo.

El alcalde de Washington decretó el estado de emergencia en la capital federal. Se suspendió toda la actividad bursátil, y los vuelos fueron redirigidos a Canadá.

El vicepresidente Dick Cheney y la consejera para la seguridad nacional Condoleezza Rice evaluaban ayer los planes de emergencia para responder a los ataques. Paralelamente, el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, regresó ayer desde Lima. Y la agencia federal para la gestión de la emergencia abrió su centro operativo y trabaja en colaboración con el FBI, la CIA y otras agencias.

Bush puso a las fuerzas militares "en estado de máxima alerta”, y ordenó que cinco naves de guerra dejarán de urgencia el puerto de Norfolk, en Virginia, para ubicarse a lo largo de la costa atlántica norteamericana. Dos grupos radicales palestinos negaron ayer su participación en los atentados, “No tenemos absolutamente nada que ver con el atentado", señaló en Ramallah, Cisjordania, el jefe del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), Kari Abdel Karim.

También un alto representante del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) negó en declaraciones al canal de noticias árabe ANN la participación de su agrupación en estos hechos.

Manhattan: una caja en la que todos quedaron atrapados

Las Torres Gemelas se cayeron cuando las oficinas y comercios estaban en plena efervescencia. Hubo gente que se tiró por las ventanas. El polvo cubrió las calles, como si hubiera nevado.

ARIEL SCHER. Nueva York, especial. Nueva York nunca volverá a ser la misma. Las Torres Gemelas se desmoronaron como castillos de cartón luego que dos aviones, con un intervalo de 18 minutos entre sí, se estrellaran deliberadamente contra cada una de ellas. El primer atentado ocurrió cuando todas las oficinas financieras y todos los locales comerciales estaban en plena efervescencia de actividad. El segundo impacto, cuando ya todas las cámaras de televisión apuntaban contra los edificios. Entonces, se vio claramente cómo la explosión envolvió a la segunda torre, causando un enorme estruendo.

Los neoyorquinos se cubren para protegerse de una densa nube de polvo

La confusión, el pánico, la angustia se apoderaron inmediatamente de la escena. El primer avión se estrelló a la altura del piso 80 —cada torre tenía 110 pisos—, dejando a miles de personas encerradas en una trampa mortal. Un pesado humo se apoderó de cada uno de los pasillos, haciendo todavía más difícil la evacuación del lugar.

Hubo gente tan desesperada, que prefirió tirarse por las ventanas, según dijo el propio alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, quien a su vez quedó atrapado durante unos 20 minutos en la base de uno de los edificios. Los que tuvieron suerte, y lograron descender del infierno, tardaron más de una hora bajando escaleras, que parecían interminables, infinitas. Felizmente, en algunas salidas de emergencia las luces no dejaron de funcionar, aliviando —aunque sea en algo— una situación de extrema emergencia.

El World Trade Center ya había sido víctima de un ataque terrorista en febrero de 1993, pero lo que entonces pareció una tragedia horrible, quedó minimizado luego de esta historia.

Una hora después del primer impacto, se escuchó un crack profundo, que vino de la estructura misma del edificio. Luego, se comenzó a desplomar desde arriba hacia abajo, piso por piso, oficina por oficina, hasta quedar convertido en un cúmulo insignificante de escombros. Media hora más tarde, pasó lo mismo con la torre gemela. En esos momentos, había dentro del complejo gente que estaba siendo evacuada, bomberos, policías, personal médico, periodistas... Nadie hasta ahora se atrevió a hacer el cálculo de muertos, pero no será de sorprender que la cifra ascienda a miles y miles.

Humo en una de las torres, fuego y una explosión de escombros en la segunda.Humo en una de las torres, fuego y una explosión de escombros en la segunda.

El World Trade Center fue inaugurado en 1976. Fue construido por el gobierno del estado con el propósito de revitalizar la economía de Nueva York, que entonces estaba en franca decadencia, y parecía irrecuperable. En su momento, las torres gemelas fueron las más altas del mundo. Ayer, luego del derrumbe, el sur de Manhattan quedó envuelto durante horas en una nube pesada de polvo. En algunas calles, parecía que había nevado. Todo estaba cubierto de blanco. Pero, el paisaje estaba lejos de ser una postal invernal. Los vidrios de los autos, de las ventanas, estaban rotos. Hasta los edificios adyacentes recibieron mortales cascotazos, lo que provocó aún más derrumbes.

Definitivamente, este atentado abre un nuevo capítulo de la historia de la ciudad, y del país entero. Luego de los derrumbes, quedó interrumpido el tráfico de autos, de subterráneo, de colectivos. Se cerraron los túneles, el acceso a los puentes. Miles y miles de personas, en estado de espanto, de shock, de angustia, empezaron a migrar hacia el norte de la ciudad a pie.

Caos y terror. Miles de personas corren por las calles del sur de Manhattan

Hasta el alcalde tuvo que usar sus dos piernas para escaparse del sitio, corriendo como el resto de los humanos, tratando de sobrevivir. Entonces, muchos teléfonos celulares quedaron mudos. La ciudad quedó dividida en dos, con desesperados familiares de uno y del otro lado tratándose de comunicar, diciendo que estaban bien. La falta de noticias —aún de los que estaban a muchas cuadras al norte del World Trade Center— enloquecía a todos. Nadie pudo en la Gran Manzana pensar en otra cosa que en este atentado. Este fue un ataque contra todo el mundo.

Giuliani pidió que la gente desaloje como pueda el área, que no quede nadie a varias cuadras al norte del World Trade Center. Es para facilitar el paso de los bomberos, de las ambulancias, de la policía. Todos, absolutamente todos, los hospitales de Nueva York están atestados de víctimas del ataque.

Hoy, en la ciudad no se puede atender ni un resfrío, ni un dolor de estómago. Hasta los hospitales de las zonas adyacentes a la ciudad, como el norte de New Jersey y el sur de Connecticut, están recibiendo heridos. Encima, falta sangre. Ya había una emergencia en los bancos de sangre, porque se había dejado de recibir donaciones de la gente que vivía en Europa, por temor a la enfermedad de la vaca loca. Pero, los que viven lejos de los hospitales no pueden llegar hacia ellos, porque no hay transporte, o porque muchas avenidas están directamente cortadas. Una situación desesperante.

Dos escuelas de la zona debieron ser evacuadas, pero el resto de los establecimientos educativos de la ciudad no fueron cerrados, pues se necesita darle tiempo a los padres para que lleguen caminando a buscar a sus hijos. La Isla de Manhattan se transformó en una especie de caja, en la que todos están atrapados, mirando al cielo. Todos temían un nuevo ataque de la nada.

El ruido de los aviones, tan característico de la ciudad —hay en la zona tres enormes aeropuertos— se convirtió en una pesadilla intimidante. A pesar de que se cancelaron todos los vuelos, se sentía el sonido de algunos aviones militares, y por supuesto, de los helicópteros de los canales de televisión, de la policía, de los bomberos, de los servicios de seguridad.

Hollywood se imaginó muchas veces tragedias en Manhattan, pero la ficción nunca logrará equiparar el nivel de terror que se vivió hoy en sus calles. Una pesadilla que quedará en la memoria de todos sus habitantes para siempre.

Entre la incredulidad y el espanto

Por la Tercera Avenida vienen multitudes caminando. Esta ciudad vomita gente y parece que los hubiera escupido a todos juntos. La manzana del Empire State está cortada: ahí no pasó nada pero el edificio es un blanco posible. En el medio de la calle, en 34 y Quinta Avenida, hay una bandera de Estados Unidos.

Cuando empezó todo, la sensación era de incredulidad. Los mozos en los bares decían que habían chocado dos aviones, que un accidente. Voy caminando hacia la zona del World Trade Center y a medida que me acerco, a medida que pasa el tiempo, en la gente de la calle se va consolidando la certeza de que pasó algo no azaroso.

“Estaba llegando en el subte, el subte se movió pero llegó a la estación. Salí miré hacia el cielo, pero el cielo no estaba”, me dice Richard, un portorriqueño. “Vi gente que se tiraba de la torre para abajo, se quedaban sin piso”

Me cruzo con Robert, flaco, con su traje teñido de polvo. “Esto iba a pasar, yo sabía que esto iba a pasar”, repite, solo. Solo como John, un morocho de pelo enrulado: "No puede ser, no puede ser”

Un hombre ayuda a una mujer a evacuar, entre escombros y humo. Un hombre ayuda a una mujer a evacuar, entre escombros y humo.

Angel Cartagena, un soldador del Bronx, tiene la cara de espanto y barbijo. Iba a trabajar a las torres. "Vi que el avión iba contra ese edificio adonde yo iba siempre. Fue como si temblara la Tierra. Yo quería avanzar y también quería retroceder. De golpe, la torre empezó a deshacerse.” Angel dice que siente calor en el cuerpo: “Me di cuenta de que si ese humo te tocaba, te quemaba"

Vuelvo hasta Central Park. Horas después, por la Quinta Avenida, por Lexington, todavía se ve humo.