Cesó la rebelión militar en Campo de Mayo
La crisis localizada en la Escuela de Infantería quedó superada ayer luego de la intervención del presidente Alfonsín, quien se trasladó desde la Casa de Gobierno al Comando de Institutos Militares. La culminación de una situación iniciada cinco días antes provocó el pase a retiro del jefe del Estado Mayor del Ejército y será reemplazado interinamente por el ministro de Defensa. Durante la jornada se sucedieron manifestaciones en la Plaza de Mayo en apoyo al sistema democrático. El Presidente anunció que los responsables de los graves episodios serán puestos a disposición de la justicia.
El grupo militar rebelde que resistía en la Escuela de infantería, de Campo de Mayo, depuso ayer su actitud ante la intimación personal del presidente Raúl Alfonsín. La culminación de la crisis militar de casi cien horas de duración tuvo como consecuencia inmediata el pase a retiro del jefe del Estado Mayor General del Ejército, general Héctor Ríos Ereñú, quien interinamente será reemplazado por el ministro de Defensa Horacio Jaunarena.
El jefe del Estado se reunió con los oficiales rebeldes en el Comando de Institutos Militares, adonde se trasladó en helicóptero —acompañado por el titular de la Fuerza Aérea, brigadier Ernesto Crespo, y de sus tres edecanes— desde la Casa de Gobierno, tras anunciar a la multitud reunida en la Plaza de Mayo que concurriría personalmente a intimar la rendición del foco sedicioso.
La reunión en el Comando duró solo quince minutos y luego el Presidente retornó en la misma máquina, que aterrizó en el helipuerto de Gobierno, y anunció a los manifestantes la solución de la crisis. Según anunció, los militares que depusieron su actitud serán juzgados por la Justicia.
Trascendió que la capitulación se materializó ante un edecán militar del Presidente, aunque otras versiones indicaron que la misma había sido concretada ante el general Augusto Vidal.
Simultáneamente a esta reunión, dirigentes políticos y legisladores se dirigieron a la Escuela de Infantería para respaldar la decisión presidencial. Se supo que Antonio Cafiero y el dirigente sindical Armando Cavalieri mantuvieron un diálogo con los jefes rebeldes antes que depusieran su posición. Una gran cantidad de personas se agolpó en los alrededores de la unidad militar, expresando de viva voz su respaldo al sistema democrático y su repudio a los rebeldes. Eso provocó algunos incidentes con las fuerzas policiales.
Al conocerse la resolución de la crisis, la C.G.T. dejó sin efecto el paro general de actividades que debía comenzar hoy a las 10 y que había sido convocado en la mañana de ayer ante la indefinición de la situación.
Al mismo tiempo que se cumplía la movilización en la Capital, se realizaron concentraciones en distintas ciudades del interior como en Córdoba, donde marcharon unas cien mil personas en apoyo del gobierno constitucional.
Alfonsín logró superar —el Domingo de Pascua, precisamente— los cinco días más difíciles de su gestión de gobierno. En el curso de ellos hubo numerosas manifestaciones populares.
La crisis
La crisis quedó abierta el pasado miércoles, cuando el ex mayor Ernesto Guillermo Barreiro, ahora prófugo y por entonces con destino en el Comando logístico de Palermo, anunció que no estaba dispuesto a presentarse ante la Cámara Federal de Córdoba para responder a acusaciones por supuestas violaciones a los derechos humanos en la causa Conadep-La Perla. Barreiro viajó a esa provincia alojándose en el casino de oficiales del Regimiento 14 de Infantería Aerotransportada. Posteriormente, la Cámara lo declaró en rebeldía y como lo disponen los códigos las autoridades militares dispusieron su baja del Ejército.
En pocas horas, la cuestión derivó en la crisis más dramática que tuvo que afrontar el gobierno del presidente Alfonsín. Más aún en los días siguientes la población fue enterándose de que la disciplina militar estaba parcialmente quebrada y en el Ejército no se cumplían los requisitos para una efectiva transmisión en la cadena de mandos.
A la actitud de Barreiro le siguió el alzamiento de medio centenar de oficiales entre subalternos y jefes atrincherados en la Escuela de Infantería, con asiento en Campo de Mayo, y el estado deliberativo en casi todas las unidades de la fuerza. En la mayoría de los casos, los oficiales amotinados en Campo de Mayo cursaban la Escuela Superior de Guerra para ascender a oficiales de Estado Mayor. Un detalle que llamó la atención fue que las tropas rebeldes respondían las órdenes del teniente coronel Aldo Rico quien previamente había hecho abandono de su cargo en el Regimiento 19 de San Javier (Misiones) y que había desplazado al teniente coronel Pedrazzini.

Luego de múltiples consultas, amenazas de represión, deliberaciones y masivas declaraciones al sistema democrático, el presidente Alfonsín resolvió actuar personalmente, asumiendo su rol de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. El Presidente se trasladó en helicóptero al Comando de Institutos Militares y obtuvo la rendición de los sediciosos.
Como resultado de la crisis pasaron a retiro el jefe del Estado Mayor General del Ejército, general Hector Ríos Ereñú, y el comandante del III Cuerpo, general Antonino Fichera. También fueron relevados el coronel Juan Riecken, de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada, y el teniente coronel Luis Polo del Regimiento 14. No se descarta que las consecuencias de la crisis provoquen nuevos relevos y pases a retiros en los próximos días. Por de pronto, el ministro de Defensa asumirá hoy la conducción del Ejército en forma interina. En medios militares se mencionaba que ese cargo se podría ofrecer al director del Instituto de Perfeccionamiento Militar, general Augusto Vidal. La designación de Vidal desencadenaría el automático paso a retiro de otros trece generales, además del ya conocido de Fichera.

Los acontecimientos se encadenaron ayer de un modo vertiginoso. Desde temprano comenzaron a llegar a la Plaza de Mayo manifestantes que respondieron a una convocatoria de las fuerzas políticas gremiales y empresarias. Para las 11 estaba prevista la firma del Acta de Compromiso Democrático, por parte de los partidos políticos con representaciones parlamentarias. La ceremonia, que se caracterizó por la improvisación manifiesta, se realizó en el Salón de los Bustos de la Casa de Gobierno y fue presidida por el ministro del Interior, Antonio Tróccoli. El acto quedó desbordado por la presencia de dirigentes de los sectores involucrados y, en consecuencia, el ministro ordenó la apertura de un registro de adhesiones para todos aquellos que se habían quedado sin firmar o no habían sido nombrados.

Acta
En el Acta de Compromiso firmada por la mayoría de los partidos políticos, bloques legislativos, fuerzas empresarias y sociales, se destacó especialmente que “la reconciliación de los argentinos solo será posible en el marco de la Justicia, del pleno acatamiento a la ley y del debido reconocimiento de los niveles de responsabilidad de las conductas y hechos del pasado”. Este artículo —el tercero del pronunciamiento— no fue aceptado por los dirigentes del Movimiento al Socialismo y de las Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora).
La multitud, entretanto, aguardaba en la Plaza de Mayo e inmediaciones el desarrollo de una crisis cuya evolución nadie acertaba a predecir. Luego del acto en el Salón de los Bustos habló el Presidente y dijo: “Les pido a todos que me esperen acá —dijo— y si Dios quiere dentro de un rato vendré con soluciones, dentro de un rato vendré con la noticia de que cada uno de nosotros podemos volver a nuestros hogares para darle un beso a nuestros hijos y decirles que les estamos asegurando la libertad para todos los tiempos”.
A su regreso, Alfonsín habló nuevamente desde los balcones de la Casa de Gobierno para anunciar que la situación había quedado superada y señalando, además, que los oficiales rebeldes serían sometidos a la Justicia. Reconoció, sin embargo, que muchos de ellos habían participado heroicamente en la guerra de Malvinas. El Presidente también reclamó a los grupos civiles que permanecían en las inmediaciones de la Escuela de Infantería que desistieran de la actitud y regresaran a sus casas. Igual pedido formuló a la muchedumbre que lo escuchaba en la Plaza de Mayo.

Rico, en una improvisada conferencia de prensa, dijo después que el Presidente había reconocido que “nuestra movilización era de estricto carácter militar y no golpista”. El militar amotinado agregó que el movimiento que encabezó había sido una reacción contra el generalato liderado por el general Ríos Ereñú. “Este —dijo— es el verdadero Ejército. Son los hombres que combatieron en las Malvinas y lucharon contra la subversión y equivocados o no lo único que hacen es jugarse la vida por su pueblo”.
Las repercusiones fueron inmediatas. El vicepresidente Víctor Martínez aseguró que se había afirmado la democracia y la solidaridad del pueblo hacia sus instituciones. Martínez aludió a que solamente un pequeño grupo de las Fuerzas Armadas había tomado parte en el movimiento sedicioso pero que el resto se mostró “cohesionado en apoyo de la Constitución”. Por su parte, el intendente Facundo Suárez Lastra declaró que se sentía emocionado y con un gran respeto a la actitud del Presidente y del pueblo argentino. “Creo que el de hoy es un día que pasa a la historia argentina”, dijo. Desde Córdoba, el gobernador Eduardo César Angeloz comentó las palabras del Presidente y consideró que cuando la democracia es elegida como estilo de vida “no es una palabra, una superficialidad, sino un sentimiento hondo en cada uno, cualquiera que sea su investidura política”.

A las 16 de ayer se conoció el pronunciamiento del gobierno de Estados Unidos. Con la firma del presidente Ronald Reagan, la Casa Blanca advirtió que “cualquier acontecimiento que amenace el gobierno constitucional y democrático en la Argentina” era motivo de preocupación para Estados Unidos. El texto instó a los rebeldes (en referencia a los atrincherados en la Escuela de Infantería) a que desistan de su actitud desafiante y a que obedezcan la ley. Expresó además que “bajo el liderazgo del presidente Alfonsín se obtuvieron logros impresionantes en la consolidación de la democracia y el desarrollo económico de la Argentina”.