FUEGO Y TRAGEDIA ESTA MADRUGADA EN EL ONCE Más de 150 muertos en un boliche
Oscar Filardi
Sobreviviente de CromañónUna bengala en un recital incendió las telas del techo. Había 2.000 personas. Esta madrugada el Gobierno nacional y el porteño confirmaron 153 víctimas fatales. Hay casi 300 heridos.
Lo que debió haber sido una noche de recreo para miles de jóvenes en un recital de rock en Once se transformó en pocos segundos en una tragedia sin precedentes: al menos 153 muertos y 300 heridos fue el saldo de un incendio que convirtió en una trampa mortal a un boliche ubicado en Bartolomé Mitre 3070, entre Ecuador y Jean Jaurès. La cifra fue confirmada al cierre de esta edición por el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y por el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra.
El accidente se produjo anoche, cerca de las 23, y sorprendió a las 2.000 personas que asistían al recital del grupo de rock Los Callejeros en el boliche República Cromañón (ex El Reventón). Según el testimonio de varios testigos, el detonante que provocó el desastre fue el lanzamiento de una bengala que terminó prendiendo fuego a unas telas que se extendían bajo el techo.
El humo que se expandió por todo el local hizo irrespirable el ambiente y generó pánico en el público, que empezó a correr con desesperación causando una estampida. Aparentemente, el local tenía un par de salidas accesibles y los chicos, desesperadamente, tuvieron que abrir por la fuerza las salidas de emergencia.
Varios de los espectadores que lograron escapar del local por una salida de emergencia terminaron en un estacionamiento ubicado detrás del local.
El panorama que presentaba el lugar cerca de la medianoche era completamente dantesco. En medio del caos, varios cadáveres cubiertos con mantas eran retirados por personal del SAME. En primer plano, retumbaban los gritos desgarradores de padres, madres y familiares de varios asistentes al recital, que recorrían el lugar desesperadamente para tratar de ubicar a sus chicos. También hubo varios policías heridos.
Algunos testigos que colaboraron con el traslado de heridos y que lograron ingresar al boliche explicaron que el local estaba sin luz y que había “varios cadáveres apilados” en el interior.
Mientras varios jóvenes cargaban con dificultad a compañeros asfixiados o desmayados rumbo a las ambulancias, otros armaban barreras humanas para cortar el tránsito y facilitar las tareas de rescate. Otros corrían desesperados sin dirección, víctimas del pánico.
Las 46 ambulancias del Gobierno de la ciudad que llegaron al lugar no daban abasto para socorrer a todos los heridos. Por eso, varios asfixiados debieron ser trasladados a los hospitales en camiones celulares de la Policía. También acudieron al lugar ocho dotaciones de bomberos y unos 110 integrantes de Defensa Civil.
El secretario de Salud de la ciudad, Alfredo Stern, informó esta madrugada que también trabajaron en el caso unas 600 personas entre médicos, paramédicos y voluntarios.
Poco después de media noche ya había 38 muertos confirmados en el Hospital Ramos Mejía, 22 en el Argerich, 10 en el Fernández, 1 en el Álvarez, 2 en el Piñeiro, 10 en el Penna, 2 en el Instituto del Quemado, 1 en el Udaondo y 2 en el Rivadavia.
Los primeros heridos fueron trasladados al hospital Ramos Mejía, pero como enseguida se saturó su capacidad, empezaron a derivar gente a los hospitales Fernández, Rivadavia, Mitre, Alemán y Argerich. En las primeras horas de hoy, había también 2 muertos y 20 heridos en el Instituto del Quemado.
La tragedia de anoche en el boliche República Cromañón tiene como antecedente de menor magnitud al incendio de la discoteca Kheyvis, en diciembre de 1993, que dejó un saldo de 17 muertos.
“Me pisaron, pensé que no salía”
Cuando corrí hacia la salida me resbalé, me pasaron por encima, me pisaron, pensé que no salía, pero por suerte me pude levantar y salir. Después, como mucha otra gente pude volver a tratar de sacar a los que se habían quedado. La solidaridad fue impresionante". A dos horas del horror, Federico Lee, de 25 años, hablaba rápido, como si quisiera repasar, en segundos, esa noche trágica.
Al comienzo del recital, Federico estaba en medio de República de Cromañón. En el local había mucho público, le dijo a Clarín, “pero no estaba sobrecargado”. Cuando empezó el segundo tema de la banda Los Callejeros la pirotecnia alcanzó el techo cubierto de telas y gomaespuma. “Enseguida, por el humo, se formó una nube tóxica y se produjo una estampida -siguió contando el muchacho-. No se podía respirar y mucha gente se desmayaba.”
Cuando consiguió salir por la puerta principal y se repuso, se unió a bomberos y personas que habían llegado para ayudar. El local ya estaba completamente a oscuras y ellos buscaban a tientas a los muchachos y chicas que habían quedado atrapados (muchos estaban al fondo del boliche, en un primer piso, zonas de difícil acceso para los socorristas). "Vi que sacaban cinco cuerpos, no sé cómo estarían”, agregó Federico,
El clima a pocos metros del local era de desesperación, decenas de personas querían quebrar el cordón impuesto por la Policía. Jóvenes, muchachas, hombres —tal vez padres que habían llegado para buscar a sus hijos— gritaban nombres para tratar de ubicar a amigos y familiares. "Juan”, “Sebastián”, “Mariela”. Las voces formaban un coro desgarrador.
En la calle se veía a chicos llorando, otros que vomitaban. Algunos caminaban como perdidos con la cabeza cubierta de polvo blanco, Y otros se abrazaban como agradeciendo por estar vivos.