Gabriela, en la cumbreGANÓ EL ABIERTO DE ESTADOS UNIDOS: DERROTÓA STEFFI GRAF EN DOS SETS
Gaby Sabatini
Campeona US OpenGabriela Sabatini logró su primer título de Grand Slam al derrotar a la alemana Steffi Graf 6-2 y 7-6 en la final del Abierto de Tenis de los Estados Unidos, que se disputó en las canchas de cemento de Flushing Meadows, Nueva York.
NUEVA YORK (Enviado especial). — Ni una sola nube se dibujaba sobre el cielo azul de una espléndida tarde en Queens, Nueva York. Sobre esas losas de cemento del estadio Louis Armstrong de Flushing Meadows Park, Gabriela Beatriz Sabatini elevó sus brazos al mismo cielo, vivió el instante más glorioso de su vida deportiva, exactamente una hora y 39 minutos después de comenzado el duelo contra la mejor tenista de los últimos años, la alemana Steffi Graf. “Es algo que no lo puedo contar, una sensación increíble...”, nos diría enseguida, mientras 20.826 espectadores —exactamente los que habían pasado por la boletería— la ovacionaban como nunca. Sabatini tumbó a Steffi Graf 6-2 y 7-6 (7-4) para convertirse en la primera mujer argentina que obtiene un título del Grand Slam, en este caso el Abierto de los Estados Unidos. Y el que fue —por presencia y convocatoria— el torneo de mayor prestigio del mundo en esta temporada, tuvo una campeona de la Argentina, una heredera digna de Guillermo Vilas. Ahora sí, como tantas veces lo insinuó, como tantas veces quedó a un paso, Gabriela nos ofreció una demostración de suprema técnica y absoluto coraje para alzar la copa que merecía.
Fuego de campeona
La temporada de 1990 no había asomado bien para Sabatini, acaso apática y confundida, navegando sin un rumbo preciso por el circuito europeo. Llegó el cambio de técnico y, con ello, una renovada motivación. Pero lo principal que advertimos aquí fue su decisión ganadora, su mentalidad para aplicar el inmenso bagaje técnico que siempre se le reconoció. Sin las presiones de las máximas favoritas, Sabatini pudo desarrollar tranquila su tenis en la primera semana y luego sí, afloró la fortaleza mental necesaria para afrontar una final de Grand Slam, para doblegar a una jugadora de la capacidad de Steffi Graf.
La alemana, evidentemente, no estuvo en su año, después de una seguidilla de lesiones y los problemas personales que la prensa de su país le transmitió con las andanzas de su padre. Pero Steffi se jugaba mucho en este Abierto, necesitaba consolidar la imagen de número 1 (lleva 160 semanas consecutivas al frente del ránking) y esta era su oportunidad. En los últimos días parecía recuperada con golpes mortíferos desde ambos lados, una personalidad tan firme como siempre y desbordante velocidad. No fue suficiente, la inspirada Gabriela de Flushing Meadows se ocupó de vengarse de unas cuantas derrotas (incluyendo la final del Open '88) y de evitar para Steffi un tercer título consecutivo sobre estas mismas canchas.
“Ella tiene que analizar sus partidos, conocer a sus rivales. Antes de enfrentar a Steffi, lo hizo”, contó Kirmayr. Los habíamos encontrado en un sereno entrenamiento sobre la cancha 14, trabajando punto a punto cada detalle técnico, mientras Agassi despachaba a Becker sobre el court central.
Y luego, sin “achicarse” esta vez por todo el significado de la final, salió dispuesta a imponer su tenis sobre Graf.
El game inicial —en el que Gabriela dejó en blanco a la alemana y le arrebató el saque— fue una clara señal, repetida un par de juegos más adelante para el 3-0. Recién desde el quinto game, Graf se animó a presionar un poco, pero sin imponer esta vez su autoridad desde el fondo de la cancha.
La inesperada agresividad de Gabriela para ejercitar el juego de red y su resistencia desde la base —en especial cuando presionó sobre el revés alto de la alemana— marcaban las diferencias.

Gabriela mantuvo la iniciativa al quebrar para 1-0 en el segundo, pero enseguida Graf recuperó (1-1) y el duelo se hizo más parejo, más intenso. Sabatini luchaba para conservar la efectividad de su saque, Graf ya no daba tantas ventajas con el suyo. Mentalmente —a diferencia de tantas oportunidades anteriores— Sabatini estaba adelante. Era una jugadora “distinta” para Graf, dispuesta a jugarse su chance en cada pelota, dispuesta a pelear en cada punto comprometido: así, por ejemplo, remontó un “break” en el sexto game. Luego dispuso de una chance muy clara, al quebrar a Graf para el 5-4.
El aplauso de la multitud, anticipando el final, la acompañaba. No pudo ejecutar la definición, tal vez muy apurada por las sensaciones que vivía. Graf le quebró para el 5-5, obligando enseguida a la agonía del “tie-break”. Y si Steffi, sin los golpes, pero con su alma de campeona, estaba dispuesta a defender la corona hasta el último punto, Gabriela luchó con el mismo ímpetu para arrebatarla. Remontó el 1-3, una volea la colocó 6-4 y match-point y con el punto siguiente, luego de su servicio, llegó la definición.
Corrió hasta ese rincón donde lloraba su hermano, el técnico y algunos amigos. Abrazó a Osvaldito y descargó las primeras tensiones. A nuestro lado, colegas de todo el mundo multiplicaban sus gritos y transmisiones. La gente le tributaba a Gabriela el afecto que le guardó durante tanto tiempo, desde aquel día en que —con apenas 14 años y toda su timidez— asomó su talento por aquí. Ahora, llegó la consagración y el lema de los auspiciantes también la acompañaba: “Has recorrido un largo camino, muchacha”. Y tu día llegó, gracias por la fiesta. Luis Vinker
Un festejo emotivo
NUEVA YORK (Enviado especial). — Desde la tribuna de prensa, cada tanto, podíamos observar el palco de jugadores a lo lejos: la serenidad y la confianza del técnico brasileño, Carlos Alberto Kirmayr, el aliento de Osvaldo Sabatini junior y sus amigos. Estallaron en el festejo, junto a los aplausos de la multitud y los brazos en alto de “Gaby”.
“Quiero dedicárselo a ellos, que me alentaron todo el tiempo, y también a mis padres, que me vieron desde la Argentina. Por mi madre, por mi padre y toda mi familia, estoy jugando al tenis y disfrutando más que nunca”, explicó.

Tony Trabert —aquel recordado campeón de la década del 50 y luego capitán de Copa Davis— se ocupó de las presentaciones y Linda Evans se acercó a Graf y Sabatini para repartirles los cheques: 350 mil dólares, a la flamante campeona, la mitad de esos verdes para su vencida. Pero, instantes después, “Gaby” saboreó el instante verdaderamente esperado: la Copa en alto, la misma que elevaron las grandes campeonas durante más de un siglo y que ahora le entregaba David Markin, el presidente de la Asociación de Estados Unidos. “Es increíble ganar un torneo de Grand Slam, es increíble lo que estoy viviendo. Gracias al público por su apoyo, gracias a mi técnico por lo que incorporó a mi tenis”, fueron sus palabras desde el centro del estadio.
Luego; otro sostenido abrazo con Osvaldito, ese afecto que llegaba desde el fondo del corazón. En otro rincón, Peter Graf y su esposa consolaban a Steffi. Ya habían festejado mucho, alguna vez les tocaba la suerte opuesta.