“La historia oficial” ganó el primer Oscar para la Argentina

A la 1.20 de esta madrugada (hora argentina), “La historia oficial” consiguió para el cine argentino el primer Oscar de su historia. Llorando, estremecida, resumiendo en su emoción el sentir de todo un país que mantenía una tensa vigilia, Norma Aleandro, protagonista del filme realizado por Luis Puenzo, anunció la victoria. El gran premio de la Academia de Hollywood corona la trayectoria de éxitos, triunfos, premios y veloz crecimiento internacional protagonizada en los últimos tiempos por nuestra pantalla. Y, además, ofrenda por primera vez un Oscar al séptimo arte latinoamericano.

LOS ÁNGELES (Enviado especial). — Aquí, las ocho y veinte de la noche. Allí, la una y veinte de la madrugada. Aquí, un centenar de argentinos expectantes por la victoria soñada. Allí, todo un país despierto esperando esa concreción. Y ganamos. "La historia oficial" ganó el premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood reservado a la mejor película extranjera. El anuncio fue formulado por la protagonista del filme de Puenzo, Norma Aleandro, sometida por una indescriptible emoción y acompañada en su cometido por el presidente de la Motion Picture y verdadero zar de la industria fílmica norteamericana, Jack Valenti. El trofeo fue recibido por Luis Puenzo. Por primera vez Argentina se hace acreedora a un Oscar. Pero, también —y asúmase la dimensión del triunfo— por primera vez América latina accede al premio mayor de la Academia para un filme de realización extranjera.

Luis Puenzo, director. El Oscar de "La historia oficial" equivale a un triunfo plural

El oro que reluce

El año pasado, a la misma hora, tiramos al canasto la nota que esperanzadamente le dedicáramos al triunfo de "Camila" y bajamos al taller con el peor de los humores para ordenar la composición de la otra nota.

La de esa derrota inmerecida ante una película franco-suiza, "La diagonale du fou", que habíamos visto diez meses atrás en París y que contestaba con algunas clases de ajedrez, algunas lecciones de guerra fría y mucho aburrimiento la suma de dolor, amor, fuego y belleza de la pena filmada por María Luisa Bemberg. Y, de tan injusta que fue esa caída (tanto como inapelable había resultado aquella otra de "La tregua" de Renán ante el "Amarcord" felliniano), sentimos —y escribimos— que, por lo menos, teníamos derecho a volver al combate.

Nos llamaron, fuimos y vencimos. Esta madrugada. Un año después. A la misma hora. Contra dos oponentes de rango ampliamente verificados: la yugoslava "Papá salió en viaje de negocios" (nada menos que Palma de Oro en Cannes ‘85), y la húngara "Coronel Redl", del infalible director de "Mephisto", Istvan Szabó (premio especial del jurado de Cannes en aquella misma edición). Y contra otros dos rivales que también tendrían una atípica robustez: la alemana "Amarga cosecha" y la francesa "Tres hombres y un biberón".

cCon el conocimiento (y la estima) de las dos primeras nos basta y nos sobra para dimensionar el triunfo de "La historia oficial" en el plano reservado a un arte que ya no se concibe desprovisto de conceptualidad, conciencia y de sustancias extraestéticas. Pero hay algo todavía más importante: le ganamos al Oscar. Es decir, pudimos más que su siempre enrarecida maraña de intereses, presiones y manejos. Cierto es que la película de Luis Puenzo fue, en este sentido, infinitamente más protegida que sus antecesores argentinos: éxitos comerciales en los Estados Unidos y Europa, una impresionante sucesión de lauros, coproductor norteamericano, sólidos puentes con el extranjero, un “idioma” de difusión y acercamientos tesoneramente internacional. Y aquí aparece la tercera victoria: sobre nosotros mismos. Sobre esa peregrina y arrogante (en cualquier caso, más ingenua que pura) idea vernácula que separa al autor de su obra apenas rematada la concepción de ésta. Que viene a ser algo así como traer devotamente una criatura al mundo y después abandonarla en un umbral. El prototípico director de cine es un padre que abandona su película en el umbral de la sala de estreno. Luis Puenzo es el modelo de director-productor-padre lúcido de su responsabilidad para con la obra-hijo es hasta el final. En esa ejemplar vertiente es un hijo de Leopoldo Torre Nilsson y es un primo sudamericano —y pobre— de Steven Spielberg.

Norma Aleandro, Héctor Alterio y Luis Puenzo

Hace cuarenta y ocho horas apuntábamos que, cualquiera fuese el veredicto, este episodio de "La historia oficial" no sería toda la historia sino apenas un capítulo. Y en la hora de júbilo, lo sostenemos. No damos por el Oscar más de lo que el Oscar vale. A la vez, sabemos que desde mañana —y ya es mañana— esta hazaña tendrá un peso tremendo pero también terrible. Estimulante pero intimidatorio. Saludable, en ese anverso y reverso. Pero eso será mañana. Hoy —todavía también es hoy— estamos de fiesta. Ganamos un Oscar, el primero. Y el Oscar no es gloria de todos los días. Carlos Morelli

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Todos los premios… y “el” premio

La historia oficial cosechó importantes galardones a lo largo del año pasado y durante todo lo que va del presente.

Estos preceden al Oscar:

Festival de Cannes: Mejor película (por el Jurado Ecuménico). Mejor actriz (Norma Aleandro).

Norma Aleandro en la piel de Alicia

Festival de Berlín: Premio Evangélico Internacional.

Festival de Cartagena: Premio del Jurado. Mejor actriz.

Festival de Toronto: Mejor película.

Festival de Chicago: Mejor película. Mejor actriz de reparto (Chunchuna Villafañe).

Festival de Quito: Mejor película.

Festival de La Habana: Segundo premio. Mejor guión. Película más popular (Revista Opina)

Christopher Awards: Mejor dirección, producción y guión.

Prensa Latina Nueva York: Nominada para mejor película, director, actriz, actor, actriz y actor de reparto.

Críticos de Los Ángeles: Mejor película extranjera.

Críticos de Nueva York: Mejor actriz

Golden Globe: Mejor película extranjera

Cronistas de Espectáculos de Nueva York: Premio ACE. Mejor actriz y director (otorgado a los artistas latinos).