Juan Pablo II se recupera tras el atentado
Tras una prolongada y exitosa operación, el papa Juan Pablo II sobrevivió al atentado perpetrado ayer en la Plaza de San Pedro por un terrorista de nacionalidad turca, que fue detenido. El Sumo Pontífice recibió dos balazos en el abdomen que le produjeron múltiples heridas intestinales y en el tramo inferior de la columna vertebral. Si bien ningún órgano vital fue alcanzado por los proyectiles calibre 9mm, su estado es grave aunque los médicos confían en que se recuperará rápidamente. También fue herido en una mano y en un brazo. Dos peregrinas fueron igualmente heridas y una de ellas se encuentra en grave estado. Se cree que el agresor actuó solo; no explicó qué móviles tenía; podría ser un maniático.
CIUDAD DEL VATICANO, 13 (De nuestro corresponsal). — El papa Juan Pablo II quedó herido de gravedad hoy en un atentado terrorista cuando se disponía a hablar a la multitud convocada por la tradicional audiencia pública de los miércoles, en la Plaza de San Pedro. Su vida no corre peligro, según los últimos partes médicos. Las heridas son de gravedad.
El Sumo Pontífice extendía los brazos en señal de saludo a la gente que rodeaba su vehículo descubierto en el instante en que sonaron varios disparos, tres de los cuales hicieron blanco en su cuerpo.
El Papa fue intervenido exitosamente —reveló el parte médico— después de estar cuatro horas y veinte minutos en la sala de operaciones.
Juan Pablo II ingresaba en el sector ocupado por más de 20.000 personas en un automóvil descubierto cuando sonaron los disparos. Eran las 17.17 (12.17 en la Argentina).
Según los testigos, se mantuvo unos instantes de pie para luego desplomarse en los brazos del sacerdote Stanislaw Sziwisz, su asistente personal, y otros colaboradores. La sotana blanca se tiñó de sangre. Las balas hicieron blanco en la mano izquierda, brazo derecho y abdomen.
El agresor —de nacionalidad turca, que dijo llamarse Mehmet Ali Agca— no pudo huir, pese al estupor y pánico que envolvió a la gente, y a su decidido intento de hacerlo.
“Corrió unos 30 metros hasta que un hombre se arrojó sobre él. Estaba bien vestido y parecía asustado”, dijo un testigo.
Un joven no identificado consiguió asirlo y con la ayuda de algunos policías fue inmediatamente reducido.
Una pistola semiautomática Browning de 9 mm había quedado en el piso, arrojada por el agresor.
El intento criminal se consumó cuando el Papa estaba a menos de cinco metros del terrorista, en momentos en que el vehículo se movilizaba lentamente en medio de un grupo de niños a quienes Juan Pablo II devolvía sus sonrisas y gestos de cariño.

Otros heridos
Otras dos víctimas arrojó el ataque: ambas mujeres, una en estado gravísimo. Se trata de la ciudadana norteamericana Anne Odre de 61 años, originaria de Búfalo. Recibió el impacto en el pecho. La otra mujer es jamaiquina, Rose Hall, de 21 años. Su herida es en un brazo y no provoca inquietud.
No hay claridad alguna acerca de la trayectoria de los proyectiles ni se ha podido recomponer con precisión el diagrama de lugares que ocupaban estas peregrinas.
Por eso, en un primer momento, cobraron fuerza algunas especulaciones referidas a la participación de un segundo terrorista.
La policía sigue buscando a un hombre joven, de tez oscura, de unos 25 años de edad, pero al parecer las investigaciones tienden a confirmar que Mehmet Ali Agca actuó solo.

Confusión
Una gran confusión imperaba en el Vaticano cuando el automóvil del Papa volvió raudamente hasta encontrarse con una ambulancia que llevó a Juan Pablo II hasta el policlínico católico “Gemelli”, en el sector norte de Roma.
La ambulancia que lo trasladó tuvo que sortear en su camino las dificultades propias del tránsito romano acentuadas por una manifestación en favor del aborto, que será tema de un referéndum en Italia la próxima semana.
Juan Pablo II ha sido criticado por los defensores de esa práctica en Italia que la Iglesia considera un asesinato. Hoy, el Sumo Pontífice iba a hablar del matrimonio y la familia y de la doctrina social de la Iglesia.
Durante el viaje en ambulancia, el Papa repetía “Zdrowas Maryjd, Zdrowas Maryjd” (Ave María, Ave María, en idioma polaco), contaron los choferes.
La operación
A las 18 (13 hora argentina), el Sumo Pontífice ingresó a la sala de operaciones. Cuando despertó de la anestesia total, cerca de la medianoche romana, esbozó una sonrisa e intercambió algunas serenas palabras con las personas que estaban próximas. Quedó internado en la sala de terapia intensiva.
El largo paréntesis hasta los partes médicos estuvo cargado de versiones contradictorias respecto de la seriedad de las heridas, si bien en ningún momento se dijo que su vida estaba en peligro. Los rumores de que uno de los proyectiles había interesado el páncreas quedaron finalmente desvirtuados. Ningún órgano vital resultó dañado.
Luego se precisó una versión que anticipaba que el Papa había tenido problemas cardíacos en el momento en que era llevado al hospital. Se trató solo de una aceleración en las palpitaciones, propia del trauma. “Su estado es menos grave de lo que se había pensado en un primer momento”, dijo la radio del Vaticano.

La reconstrucción
Los diversos testimonios recogidos permiten reconstruir los minutos previos al atentado. Al parecer, el autor se encontraba en la segunda o tercera fila de fieles, a la altura del furgón del correo, situado normalmente a la altura de la segunda columna del columnado de Bernini, con la parte posterior hacia Via della Conciliazione. Cuando el Papa se dirigía hacia el lugar donde debía pronunciar su discurso de todos los miércoles, el joven criminal se abrió camino entre la multitud y disparó.
“Los minutos que siguieron fueron de gran confusión —dice Ennio Angelinni— inmediatamente sacaron al Papa de la plaza; desde los altoparlantes se escucharon las notas del Rosario, a las cuales todos los presentes respondimos recitando el “Christus Vincit”. Luego escuché un canto litúrgico en lengua polaca”.
Un terrorista turco, condenado a muerte y prófugo, fue el agresor
El agresor del Papa fue identificado como Mehmet Ali Agca, turco, de 23 años, el terrorista más buscado de Turquía, donde había sido condenado a muerte, “en ausencia”, después de fugar de la cárcel de máxima seguridad de Estambul, donde purgaba el asesinato de un periodista. Agca, en noviembre de 1979, mandó cartas a los diarios anunciando que mataría al Sumo Pontífice si no cancelaba su viaje a Turquía, calificándolo de “comandante de las Cruzadas”. Aparentemente actuó solo y no explicó los motivos del atentado. Llegó a Roma el 9 de este mes, procedente de Palma de Mallorca, con pasaporte falso. Casi lo linchan en Plaza San Pedro.
ROMA, 13 (Especial). — Mehmet Ali Agca, de 23 años, de nacionalidad turca, parece haber sido el único autor del atentado contra el papa Juan Pablo II llevado a cabo esta tarde, cuando el Pontífice se acercaba a los fieles en la Plaza de San Pedro. Esto es lo que se deduce de las últimas informaciones suministradas por la jefatura de policía de Roma, donde el joven turco reconoció su culpabilidad en el suceso, pero no explicó los motivos del atentado.
Instantes después de efectuar los disparos contra el Papa y cuando trataba de huir —solo llegó a recorrer diez metros— el terrorista turco fue detenido por los guardias Augusto Ceccarelli y Rosario Giannone, quienes evitaron que la multitud lo linchara.
Los peregrinos habían comenzado a golpearlo, cuando uno de los agentes logró cubrirlo, parcialmente, pero sufrió escoriaciones de menor importancia que le fueron curadas en la jefatura de policía.
Mehmet Ali Agca fue descripto como de 1.70, frente saliente, cruzada por un mechón de cabellos negros, de tez oscura y nariz de boxeador. Los policías dijeron que la pistola 9mm. fue encontrada en el suelo. El terrorista vestía saco oscuro y camisa abierta en el cuello.

Antecedentes criminales
Mehmet Ali Agca era el “terrorista más buscado en Turquía” después que huyó de la cárcel de máxima seguridad de Estambul, donde estaba recluido a la espera de la condena por el asesinato del periodista Abdi Ipecki, jefe de redacción del diario “Milliyet”, a quien abatió a balazos en plena calle el 1° de febrero de 1979.
Agca consiguió fugar de esa prisión —pintada por el cine en el filme “Expreso de Medianoche”— y, en noviembre del mismo año, envió una carta al diario “Milliyet” en la que aseguraba que mataría al Papa si éste cumplía su viaje por Turquía, lo que motivó que se multiplicara la vigilancia, en esa ocasión, en torno del Pontífice.

La policía turca señaló que esa carta —escrita hace más de un año— decía: “Los imperialistas occidentales, que temen la unidad del poder político, económico y militar turco con los países de la hermandad islámica, están enviando al comandante de las Cruzadas, Juan Pablo II, oculto bajo la máscara de un líder religioso. Si esta inútil visita no es cancelada, mataré al Papa. Esta es la única razón por la que escapé de la prisión”.
Su fuga de la cárcel de máxima seguridad de Estambul hizo que fuera condenado “en ausencia” a la pena de muerte, y las autoridades militares turcas dieron órdenes específicas de matarlo donde se lo encontrara.