Milagro de Navidad en la Cordillera

Fernando Parrado

Sobreviviente del accidente

Hallan con vida a 16 de los 45 ocupantes de un avión uruguayo caído en Chile hace 71 días

En un hecho único en toda la historia de los accidentes de aviación, aparecieron con vida -luego de 71 días desde el momento en que la máquina cayó en el corazón de la Cordillera de Los Andes-, 16 de los 45 ocupantes del avión militar uruguayo que se perdió el 13 de octubre cuando trasladaba a Chile a una delegación deportiva. Este episodio que ya se llama “el milagro de Navidad”, alcanza ribetes sensacionales y fue conocido a través de la presentación de dos arrieros chilenos que hallaron a dos jóvenes del avión siniestrado que venían caminando en busca de auxilio hace 10 días.

Los detalles

Los dos primeros en ser llevados hasta el hospital de la localidad de San Fernando, fueron Roberto Canessa y Fernando Parrado, los dos jóvenes que caminaron 10 días por los cañadones de la cordillera en demanda de auxilio. Los dos presentaban un estado de desnutrición evidente y han perdido alrededor de 20 kilos. Por esa causa fue imposible conseguir un relato pormenorizado, Canessa dijo que el avión venía volando en un día de mucha niebla, pero con normalidad.

—“En el momento en que debía doblar hacia Curicó se le ordenó bajar para tomar otra altura. En ese momento fue sorprendido por dos grandes pozos de aire. Ahí miré por la ventanilla y vi las rocas a cinco metros. El avión chocó. Yo esperé la muerte. Notamos que la máquina se deslizaba en la nieve y a gran velocidad pasaban las piedras a los costados. No lograba entender cómo las esquivábamos. De pronto se detuvo”.

Formación de Old Christians. Señalados: Roberto Canessa y Fernando Parrado

Su compañero Parrado, que perdió la madre y su hermana en el accidente, agrega que estima que lo que ocurrió fue producto de la casualidad, pues la “visibilidad era mala y el choque pudo haberse producido de lleno y no con una ladera, como evidentemente ocurrió”.

Mientras tanto se puede ir haciendo una relación de los agregados al episodio narrado por los jóvenes, tomando en cuenta otras declaraciones sumariales y relatos del personal afectado a la búsqueda.

La noticia provocó la movilización de efectivos militares y del cuerpo de carabineros de Chile, que con la utilización de helicópteros trasladó hasta la localidad de San Fernando —a 140 kilómetros al sur de Santiago—, de los 16 sobrevivientes. El rescate debió suspenderse por 24 horas ante las malas condiciones del tiempo en la cordillera. Quedaron en el interior del avión los ocho sobrevivientes restantes, junto a un grupo de médicos, que llevaron medicamentos y alimentos para la atención de los más delicados. La mayoría de los que consiguieron salvar la vida integran el equipo de rugby de Old Christians de Montevideo y la edad oscila entre los 18 y 20 años. En cambio perecieron los 5 componentes de la tripulación y las cinco mujeres que viajaban acompañando a la delegación de deportistas.

Ubicación de la catástrofe. En plena Cordillera

El avión se accidentó en un paraje a 4.400 metros de altura que ahonda las características milagrosas del episodio. No solo por el accidente en sí, sino, además que sobrevienen los problemas de la puna, un frío intensísimo, vientos y nieve permanente. La máquina tenía destrozadas las alas, y la parte del milagro comprende, también, que conservó intacta la cabina que hizo de casa a los sobrevivientes mitigando las consecuencias del rigor de la temperatura. Algo así como un refugio andino. El lugar está en el paraje del río Azufre a 75 kilómetros del oriente de la localidad de San Fernando. Hasta allí es muy difícil llegar por tierra. Las fuerzas de rescate organizaron un “campamento base” a dos mil metros de altura y se hizo el trasbordo de las víctimas que recibieron allí las primeras atenciones.

César Charlone, encargado de Negocios del Uruguay en Chile, estuvo con los dos jóvenes que se hallan internados en el hospital. Pudo ampliar detalles a través de nuevos relatos de los sobrevivientes. Al parecer una de las alas del avión rozó un pico de la montaña, precipitándose a tierra, en forma de planeo. La máquina dio un violento “panzazo” sobre la superficie nevada en una ladera. Paradójicamente cayó de cola y las primeras víctimas fueron las que viajaban en la parte de atrás.

Los sobrevivientes hicieron un fondo común con los alimentos existentes en el avión y los que llevaban ellos. Es de hacer notar que el milagro tuvo en este detalle otra arista.

Como tenían noticias de que en Chile existían problemas de abastecimiento, casi todos llevaban alimentos envasados para resolver esa escasez.

Pasaron varios días de esperanza, pues en tres oportunidades vieron surcar el lugar las máquinas chilenas y argentinas que estaban en la búsqueda. La batería del avión quedó intacta y por ello pudieron seguir por radio las alternativas de esa tarea de rastreo aéreo. Se informaron de la primera suspensión de la búsqueda, cuatro días después del accidente. Y también de la reanudación. Fue un drama cuando se dijo por radio que se les daba como desaparecidos. Y finalmente una vez que los jóvenes Canessa y Parrado habían salido a buscar auxilio, escucharon que habían sido hallados y que al día siguiente vendrían a buscar al resto.

Los relatos dejan trunco quizá la parte más dramática: La caminata de 10 días en la cordillera desierta de los dos jóvenes que dejaron el avión para buscar auxilio. En el hospital se prescribió 24 horas de reposo absoluto para los ocho sobrevivientes internados, por cuya razón no se pudieron obtener detalles suplementarios. En el mismo hospital se expresó que ninguna de las víctimas presenta heridas y que el estado general no es de gravedad.

Se supo no obstante que la comida se terminó hace varios días y que fue reemplazada por trozos de nieve con lo que se evitó la deshidratación. También se pudo saber que 15 ocupantes de la máquina habrían muerto días después de la catástrofe al caer un alud sobre una caverna que les servía de abrigo. Cuatro murieron más tarde a consecuencia de las heridas recibidas al estrellarse el aparato y los restantes por las privaciones y el frío que debieron soportar. El doctor César Fernández, director del Hospital de San Fernando expresó que todos están afectados de conjuntivitis por el tiempo que han permanecido expuestos a la luminosidad de la nieve y los rigores del viento. También hay varios con quemaduras por el intenso frío, pero son de primero y segundo grado.

CABARET. Hoy trasnoche en ambas salas: Opera Corrientes y Grand SplendidCABARET. Hoy trasnoche en ambas salas: Opera Corrientes y Grand Splendid

La primera noticia se tuvo ayer a las 17.30, hora de Chile. A esa hora el arriero Sergio Catalán se presentó ante un retén cordillerano de carabineros señalando que a unos 30 kilómetros de allí había dos personas que decían ser sobrevivientes de un avión caído. Traía un mensaje escrito redactado por el joven Canessa, diciendo que “necesitaban auxilio urgente pues no podrían seguir y que en el avión había 14 personas más que estaban vivas”.

Otro arriero chileno -José Farfán- les prestó los primeros auxilios mientras su compañero concurría a denunciar el hecho a los carabineros. Canessa y Parrado estaban del otro lado de un río correntoso y no podían hacerse entender. Fue por eso que escribieron el mensaje lanzándolo a la otra orilla atado a una piedra. Los dos fueron llevados por el arriero Farfán hasta la casa de un vecino y luego se dirigió a San Fernando, a unos 15 kilómetros, para dar cuenta de la novedad. Verificado el hecho se puso en movimiento el operativo rescate a cargo de cuatro helicópteros chilenos y los preparativos tanto en el “campamento base” (donde existe un destacamento militar) como en el hospital de San Fernando.

Canessa y Parrado, asistidos por arrieros y un oficialCanessa y Parrado, asistidos por arrieros y un oficial

Canessa refirió que junto con Parrado saltaron del avión y comenzaron a ayudar a los que estaban heridos. Varios murieron en el accidente, pero no puede decir cuántos.

Recordó también el día del alud, que lo alcanzó a él.

—“Quedé sepultado bajo la nieve. Ahí también creí morir. No podía respirar. Alguien comenzó a escarbar y me rescató.

También reveló que una vez que se terminaron los alimentos racionados, se utilizaron los que llevaban los sobrevivientes. Por suerte había muchos chocolates que al final se convirtieron en la base alimenticia del grupo. Los forros de los asientos fueron convertidos en frazadas y los propios asientos en colchones para los heridos. Todo lo utilizable fue empleado para tapar agujeros del fuselaje y resguardarse del intenso frío.

Los sobrevivientes, contra el avión Los sobrevivientes, contra el avión

—“Los que podíamos trabajar lo hacíamos. Los otros rezaban. Nunca se perdió la fe ni aún en el momento en que escuchamos la noticia de que se había suspendido la búsqueda. Sabíamos que apenas mejorara el tiempo podríamos bajar y buscar auxilio”.

Canessa perdió 20 kilos en estos 71 días dramáticos. Su peso normal es de 80 y ahora tiene 60. Su compañero Parrado (“vi morir a mi madre y a mi hermana”), también está muy delgado y presenta un estado de gran depresión. Canessa en cambio se ofreció para guiar a los helicópteros hasta el lugar donde se accidentó el avión, viajando en uno de ellos.

Fernando ParradoFernando Parrado

El último parte médico dado en la localidad de San Fernando señala que los 8 sobrevivientes que aún se hallan junto al avión están en “buen estado de salud”, salvo el proceso lógico de desnutrición. Precisamente fueron dejados allí hasta mañana por ser quienes presentan un cuadro favorable. De los otros 8 internados en el hospital de esa localidad, solo dos fueron calificados como “en regular estado”. Son ellos José Luis Inciarte y Alvaro Mangino.

Mientras tanto, se confirmó que a primera hora del día viajarán dos helicópteros para traer a los otros sobrevivientes. También la Cancillería chilena señaló que los familiares que lleguen desde Uruguay recibirán toda clase de facilidades de transporte para llegar hasta San Fernando. Se aguarda con interés el momento en que los sobrevivientes puedan realizar un relato más a fondo y coherente, despejando algunas incógnitas que aún no han podido ser develadas. Principalmente existen dudas y contrasentidos en lo que hace a la cantidad de personas que fallecieron en el mismo momento del choque, las muertas en el alud días después del accidente y las que perecieron a consecuencia de las heridas.

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Felicitaciones de Salvador Allende

El presidente Salvador Allende felicitó a los pilotos de los dos helicópteros que rescataron a los sobrevivientes del avión militar uruguayo.

“Estoy seguro de interpretar a Chile entero al enviarle mis calurosas felicitaciones por la brillante labor”, dijo Allende al comandante Jorge Massa, quien en varias ocasiones condujo al jefe de Estado chileno en recorridas por su país.

Allende dijo a Massa que extendiera la felicitación al comandante del otro helicóptero, Carlos García. Agregó que la misión de rescate “ha puesto nuevamente de relieve el alto pie de eficiencia logrado por nuestros pilotos”.

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ANTE EL INESPERADO VUELCO DE LA TRAGEDIA, Júbilo indescriptible se vivió ayer en la República del Uruguay

Todo, desde el “no puede ser, es imposible”, hasta el emocionado “gracias a Dios”, se dijo ayer en el Uruguay al conocerse la noticia de la aparición de sobrevivientes del avión de la Fuerza Aérea perdido en la cordillera. En Montevideo, donde reside la mayor parte de los familiares de los pasajeros y tripulantes de la máquina, se acusó el mayor impacto de la buena nueva. Durante toda la jornada, mientras las radioemisoras entraban periódicamente en cadena con sus colegas de Chile para suministrar detalles del sensacional hallazgo, el público agotó las ediciones de los diarios. A medida que se iban conociendo los nombres de los sobrevivientes, el eco del drama iniciado hace casi dos meses y medio crecía en densidad. Porque el júbilo de los familiares y amigos de los rescatados delineaba también la otra realidad, la de aquellos que pierden ahora el último resto de esperanza sobre la reaparición de sus seres queridos. Así, cuando ya todo parecía olvidado, se ahondan las heridas de los deudos de los 29 pasajeros y tripulantes fallecidos.