HA MUERTO LA SEÑORA EVA PERÓNEn Trabajo y Previsión Serán Velados sus Restos; Dos Días de Duelo Nacional y 30 de Luto Oficial
En Trabajo y Previsión Serán Velados sus Restos; Dos Días de Duelo Nacional y 30 de Luto Oficial
SU FALLECIMIENTO SE PRODUJO A LAS 20.25
Con el oído atento desde las 17 horas, en que se difundió por radio el primer boletín médico que daba cuenta de haber declinado sensiblemente el estado de salud de la señora Eva Perón, el pueblo argentino siguió ayer ansiosamente la expectativa creada por esa noticia, expectativa que se intensificó al transmitirse el segundo comunicado, dado a conocer una hora más tarde, que revelaba el empeoramiento de la ilustre enferma.
A partir de entonces se temió lo peor, y es así que cuando a las 18.45, se informó que el estado de la señora Perón era muy grave, pues había perdido el conocimiento, la pesadumbre popular se transformó en doloroso presentimiento, el cual cobró su máxima dramaticidad al escucharse, a las 21.40, por Radio del Estado y la Red Argentina de Radiodifusión, el cuarto boletín, en el que la Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia expresaba que cumplía con el penosísimo deber de comunicar al pueblo de la República que a las 20.25 había fallecido la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación.
Profunda impresión en el país
Fue un instante de penosísima impresión, que en todos los ámbitos de la República repercutió con igual intensidad. El pueblo enmudeció de tristeza y un sombrío clima de recogimiento y de duelo transformó súbitamente la fisonomía del país. Tanto en esta capital como en las ciudades y pueblos del interior, se paralizaron todas las actividades. Cesaron inmediatamente los espectáculos teatrales y cinematográficos, cerraron sus puertas los comercios y en las calles las densas muchedumbres se movieron silenciosas, murmurando quedamente, como si aun esa dramática noticia pudiera ser rectificada: “Eva Perón ha muerto...”.
Difícilmente puede ser transmitida con palabras la sensación que flotó en el ambiente al ser lanzada al éter, por las estaciones de radio, la información irrevocable. Nadie se sustrajo a la pesadumbre, que ganó rápidamente todos los espíritus. El duelo revistió los caracteres de una consternación sin consuelo posible en los espíritus acongojados. La sorpresa, porque la esperanza del pueblo cerraba brechas a la idea de la muerte de la primera dama del país, tuvo la violencia de una conmoción, que se quebró en muchas lágrimas y sollozos. Porque millones de seres lloraron anoche y, aunque la voz conmovida del locutor que tuvo a su cargo hacer saber que Eva Perón ya no vivía reprimió el sollozo que subía a su garganta, en las innumerables personas que escuchaban en todo el territorio del país, brotó el llanto generoso como el más humilde homenaje a la Primera Dama Argentina.
Las primeras noticias
Fueron, como queda dicho, tres comunicados igualmente desalentadores los que precedieron a la infausta nueva y todos ellos transmitieron al pueblo que escuchaba absorto las comunicaciones oficiales, la irremediable sensación de que la muerte rondaba ya en torno al lecho de la señora Eva Perón.
Los partes de los médicos que asistían a la enferma trasuntaban esa desesperanza y no permitían abrigar ilusiones sobre un mejoramiento. A las 17, por LRA y la Cadena Argentina de Radiodifusión, se escuchó el siguiente comunicado, que cundió por el éter como un presagio agorero: “En la tarde de hoy el estado de salud de la señora Eva Perón ha declinado sensiblemente. Así lo informaron a las 16.30 los médicos que asisten a la ilustre enferma”.
No obstante el tono francamente pesimista de la noticia, hubo quienes todavía confiaban en las fuerzas de la señora de Perón y en su maravilloso caudal de energías y de voluntad. Así, renació la esperanza de una reacción favorable, como aquella que se había operado la semana anterior al sobrevenir una crisis.
Pero a las 18,10 la red oficial de emisoras difundió otro comunicado que a pesar de su sobria concisión, acongojó el espíritu de la Nación: “Los médicos que asisten a la señora Eva Perón —manifestó el locutor— informaron esta tarde a las 18 que el estado de salud de la ilustre enferma es grave”.
La congoja del pueblo iba en aumento. Ávidamente se esperaba el parte que anunciara la reacción satisfactoria, pero cerca ya de las 19, hubo un tercer comunicado que penetró en el alma y en el corazón de todos, como un despiadado estilete: “Los médicos que asisten a la señora Eva Perón informaron esta tarde, a las 18.45 que el estado de la ilustre enferma es muy grave, habiendo perdido el conocimiento”. Esta dramática noticia fue repetida a las 20.

La noticia de la muerte
Las radios no dieron noticias a partir de las 20, y todas las estaciones prosiguieron con sus programas habituales. Pero la música, las charlas, las distintas audiciones que surcan el éter, eran escuchadas con dolorosa indiferencia. Se esperaban, ávidamente, más noticias.
Y la temida nueva escúchose a las 21.40. Con voz grave y lenta, anuncióse que se conectaba la cadena de la Red Argentina, y el locutor, con una emoción que no podía disimular, transmitió el parte, escueto, severo, breve, que señalaba el fin de la vida luminosa de la señora Eva Perón: “Cumple la Subsecretaría de Informaciones el penosísimo deber de informar al pueblo de la República, que a las 20.25 ha fallecido la señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación”.
Las muchedumbres, que con tanto fervor querían y admiraban a la abanderada de los humildes, resistían a dar crédito a la dolorosa noticia, que se propagó con la rapidez del rayo. Presenciáronse en las calles escenas que trasuntaban el intenso dolor que conmovía el alma de la multitud y estupor dramático que paralizaba su espíritu. El duelo, que habrá de seguir muchos días, comenzaba en el pueblo argentino.
Los últimos momentos
En el momento de fallecer la señora Eva Perón rodeaban el lecho de muerte el presidente de la República, general Perón; la madre de la ilustre enferma, señora Juana Ibarguren, viuda de Duarte; sus hermanas, Felisa Duarte, viuda de Arrieta, Blanca Duarte, viuda de Álvarez Rodríguez, y Erminda Duarte de Bertolini; su hermano Juan Duarte; su hermano político Orlando Bertolini; los ministros de Asuntos Técnicos, doctor Raúl Mende; de Comunicaciones, señor Oscar Nicolini; de Asuntos Políticos, doctor Román Subiza; el gobernador de Buenos Aires, señor Carlos V. Aloé; el subsecretario de Informaciones, señor Raúl Apold; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, doctor Héctor J. Cámpora; el secretario general de la CGT, señor José G. Espejo; el administrador de la residencia presidencial, señor Atilio Reniec, y los médicos que la asistían.

El R.P. Hernán Benítez, asesor espiritual de la Fundación Eva Perón, fue el sacerdote que acompañó en sus últimos momentos a la esposa del primer mandatario. Ya el viernes pasado, al producirse su repentino agravamiento, el R. P. Benítez concurrió a la residencia presidencial para asistir espiritualmente a la ilustre enferma y ayer por la tarde, cuando el desenlace de su enfermedad se advertía inevitablemente, fue él quien le suministró la extremaunción.
En la Residencia
La entrada a la residencia presidencial estuvo muy restringida, pero se sabe que en el interior de aquella, acompañando al general Perón, se encontraban todos los ministros. Se vio salir a los titulares de Comunicaciones e Interior, señores Nicolini y Borlenghi, regresando, después de corta ausencia, este último.
También se hicieron presentes el embajador del Brasil, el intendente de Avellaneda, numerosos legisladores nacionales y provinciales, los gerentes de los ferrocarriles nacionales y otras muchas personas; pero en cumplimiento de la rigurosa orden prohibitiva de acceso a la residencia, no se les autorizó la entrada. Lo mismo sucedió con el ex ministro, general Pistarini, quien se hizo presente poco después de divulgarse la infausta nueva.
Pudieron entrar en la residencia y salir después de breves instantes de permanencia, tras expresar su condolencia al primer magistrado, el cardenal Copello y el intendente municipal de la Ciudad de Buenos Aires; una comisión de legisladoras, presidida por la senadora Juana Larrauri y el Sr. José G. Espejo, a quien acompañaban todos los miembros dirigentes de la CGT, y el senador, general Filomeno Velazco.
Sentimiento del pueblo
Por las calles adyacentes comenzó a concurrir numeroso público que se situó en torno de la residencia presidencial, produciéndose emotivas escenas de sentimiento. Se vio, a primera hora, que varias mujeres, a las que rodeaban otras muchas, que llegaron a constituir grupos compactos, comenzaron a orar por el eterno descanso de la esposa del primer magistrado. Ya a medianoche, esos grupos eran muy numerosos y en todos se advertía el hondo pesar que el fallecimiento de la señora Eva Perón había producido y que se iba extendiendo por muchos barrios, donde se repitieron idénticas escenas de dolor popular.

En el Congreso
Minutos después de difundida por radiotelefonía la penosa noticia, concurrió a sus oficinas la mayor parte del personal de las secretarías de la presidencia de la Cámara de Diputados y del Senado de la Nación, del mismo modo que el personal de los bloques legislativos peronistas de ambas cámaras del Congreso.
No obstante la hora, en pocos minutos pudo restablecerse, como en horas de labor, el servicio telefónico interno del palacio, con el personal que se presentó espontáneamente.
Poco después comenzaron también a reunirse en sus respectivas salas un buen número de senadores y diputados de los bloques mayoritarios, muchos de los cuales llegaban directamente desde la residencia presidencial. En la Cámara joven se esperaba al presidente del cuerpo, Dr. Cámpora, y al presidente del bloque peronista, diputado Miel Asquía, para tomar las decisiones del caso.
En el Senado de la Nación, uno de los primeros en llegar fue el senador por Santa Fe y presidente del bloque único, Sr. Alejandro Giavarini, haciéndolo algo después el presidente provisional del cuerpo, contraalmirante Teisaire.

Rezan en voz alta
En los alrededores del palacio de la avenida Libertador General San Martín observábase una compacta multitud, con rostro contrito, entre la cual muchos se enjuagaban las lágrimas. Abundaban quienes oraban en alta voz, de rodillas en el pavimento, con imágenes y estampas en las manos.
Numerosos agentes policiales trataban de impedir que el público se acercara demasiado a la residencia, pero su intervención no fue en ningún momento necesaria porque la concurrencia, obediente a las órdenes que se impartían, permanecía frente al edificio siguiendo con atención el movimiento de personas que allí se registraba y comentando en voz baja el triste desenlace de la enfermedad de la señora de Perón.
Para prestar auxilio a quienes pudieran necesitarla, varias ambulancias, con médicos y enfermeros, permanecieron apostadas en las calles adyacentes a la residencia presidencial.
En Plaza de Mayo
Esta madrugada, a pesar de la lluvia que comenzaba a caer, era aún numeroso el público que permanecía silencioso frente a la Casa de Gobierno, en mudo testimonio de dolor ante los balcones desde los que tantas veces hablara al pueblo la señora Eva Perón.

Mientras tanto, una cuadrilla de obreros procedía a levantar en la plaza de Mayo un retrato de la esposa del primer mandatario, mientras se colocaban crespones en los focos de alumbrado que rodean al ministerio de Trabajo y Previsión, donde será instalada la capilla ardiente.
El velatorio
Los restos de la señora Eva Perón serán velados en la sede del ministerio de Trabajo y Previsión, durante los días de hoy domingo, mañana lunes y el martes, para ser trasladados en la tarde del mismo martes a la Confederación General del Trabajo, de acuerdo con los últimos deseos de la Jefa Espiritual de la Nación.
La capilla ardiente
El velatorio se hará en la rotonda que da sobre el salón Dorado del ministerio de Trabajo y Previsión, donde está el despacho que utilizaba la extinta. La capilla ardiente quedó instalada anoche.
El cortejo llegará hoy, a las 10. El ataúd estará rodeado de orquídeas.
Numeroso público se congregó anoche, a partir de las 23 frente al edificio, dispuesto a permanecer allí hasta la llegada de los restos.
Itinerario del cortejo
El cortejo fúnebre al salir de la residencia presidencial tomará por la avenida del Libertador General San Martín, Callao, Entre Ríos, H. Yrigoyen y Avenida de Mayo. Anoche, obreros de la Municipalidad colocaron sobre este itinerario crespones en los focos del alumbrado y banderas argentinas enlutadas.
Misa de cuerpo presente
Hoy, poco después de llegados los restos de la señora Eva Perón al ministerio de Trabajo y Previsión, el padre Hernán Benítez, asesor espiritual de la Fundación Eva Perón oficiará una misa de cuerpo presente.