PROMULGOSE EL VOTO FEMENINO

Ante una imponente concentración popular, realizada ayer en la Plaza de Mayo, el Presidente de la República y el ministro del Interior firmaron el decreto por el cual se promulga la ley que concede los derechos políticos a la mujer. Con este motivo pronunciaron discursos el señor Angel Gabriel Borlenghi, el general Juan Domingo Perón y su señora esposa doña María Eva Duarte.

La concentración comenzó poco después de las 15, con el arribo de varios grupos de mujeres, en su mayoría jóvenes, que vestían pantalones y que tomaron ubicación en torno al monumento al general Manuel Belgrano. A medida que transcurría el tiempo fue aumentando el público que llegaba a la plaza en grupo o columnas, llevando todos ellos banderas nacionales y cartelones con leyendas alusivas a la conquista del sufragio femenino. A las 18, con el arribo de numerosos vehículos de trabajadores, la concurrencia, compacta, sobrepasaba la Pirámide.

Un aspecto de la multitud que se reunió ayer ante la Casa de Gobierno con motivo de la promulgación de la ley que acuerda la plenitud de los derechos cívicos a la mujer argentina. Las concentraciones parciales iniciadas desde temprano en los distintos barrios convergieron luego hasta la histórica plaza donde tuvo oportunidad de exteriorizarse el júbilo femenino.

Columnas entusiastas

Después de las 18.30, comenzaron a afluir nuevas y entusiastas columnas, integradas en su mayoría por empleados y empleadas de comercio. Al frente de ellas marchaban hombres y mujeres que llevaban carteles con la fotografía del presidente de la Nación y de su señora esposa, entonando estribillos alusivos al voto femenino y a otros tópicos de la actualidad política.

También a partir de esa hora aumentó la concurrencia de obreros, quienes se distinguían por los carteles donde se expresaba la adhesión de los sindicatos al acto.

CON BANDERAS y carteles alusivos concurrieron al acto de Plaza de Mayo nutridas representaciones de los gremios obreros de la capital. Vemos en el grabado un aspecto de la multitud que se congregó para escuchar el anuncio de la promulgación de la ley sobre voto femenino

Mientras se aproximaba la hora anunciada para comenzar el acto, por una red de altavoces se difundieron trozos de música autóctona y militar, arreciando los vítores al primer mandatario.

Se inicia el acto

A las 19.20 —la Plaza de Mayo estaba colmada de público—, el locutor oficial anunció que a partir de ese momento el acto sería difundido por Radio del Estado y la Cadena Argentina de Radiodifusión, porque ya se disponían a aparecer en los balcones el presidente de la Nación y la señora María Eva Duarte de Perón. En efecto, dos minutos más tarde, el general Juan D. Perón, su señora esposa, el vicepresidente de la República, ministros del Poder Ejecutivo y el gobernador de Buenos Aires, coronel Domingo Mercante, salían a uno de los balcones, siendo acogidos por la multitud con vítores, aplausos y canciones, hasta que se generalizó el saludo con pañuelos, agitándose también banderas y cartelones.

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La promulgación

Por tres minutos se prolongó la ovación y cuando decreció, la orquesta del Sindicato de Músicos, que se había instalado en un palco levantado en la acera de la Casa de Gobierno, hizo oír los acordes del Himno Nacional, que fue coreado por el público. Acallados los aplausos y los insistentes gritos de "¡Evita!", "¡Evita!", el ministro del Interior firmó el decreto de promulgación de la ley, cuando eran exactamente las 19.30, estampando luego su firma el general Juan Domingo Perón. Acto seguido pronunció un corto discurso el Sr. Angel Gabriel Borlenghi, quien, "en nombre del Gobierno —dijo al finalizar sus palabras— entrego a usted simbólicamente el decreto como abanderada del voto femenino".

DESDE los balcones de la Casa Rosada, el presidente de la república general Perón y su esposa, la Sra. Eva Duarte de Perón, dirigieron la palabra a la concentración femenina en la Plaza de Mayo.

Habló luego, por espacio de 15 minutos, la señora María Eva Duarte de Perón, cuyo discurso fue de continuo interrumpido por aplausos y otras expresiones de simpatía o asentimiento a los conceptos que pronunciaba. Finalmente usó de la palabra el primer mandatario, quien terminó su discurso cuando comenzó a llover.

Palabras de la señora Eva Perón

La esposa del presidente de la Nación, Sra. María Eva Duarte de Perón, quien manifestó lo siguiente:

"¡Mujeres de mi Patria!

Recibo en este instante, de mano del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo, ante vosotras, con la certeza de que lo hago, en nombre y representación de todas las mujeres argentinas. Sintiendo, jubilosamente, que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria.

Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de lucha, tropiezos y esperanzas. Por eso, hay en ella crispaciones de indignación, sombras de ocasos amenazadores, pero también, alegre despertar de auroras triunfales.

Y esto último, que traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional, solo ha sido posible en el ambiente de justicia, de recuperación, y de saneamiento de la Patria, que estimula e inspira la obra de gobierno, del general Perón, líder del pueblo argentino."

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Discurso del General Perón

Dijo el presidente de la Nación:

"Conciudadanas y conciudadanos: La ley, reconociendo los derechos civiles a la mujer, modifica un estado de cosas que representaba ya en nuestro medio un anacronismo político. Reconoce que no habíamos cumplido integralmente nuestra Constitución y este derecho que asiste igualmente a la mujer que al hombre tardíamente reconocido viene a llenar un vacío que la moral y el espíritu de la Nación, estaban imponiendo desde hace mucho tiempo.

“Recordemos que desde los viejos tiempos de la Esparta gloriosa los hombres morían por sus mujeres. Recordemos que en nuestra historia la mujer luchó desde los cimientos de nuestra nacionalidad al lado de su hombre. En los primeros combates por nuestra Independencia y a lo largo de toda la historia argentina la compañera inseparable del hombre que luchó y murió a su lado por los ideales de la causa que él defendía.

“Resabios de la incultura y de la incivilización de pueblos primitivos inhiben las mentes de algunos hombres para los que la cultura no ha representado sino un beneficio material. Estos resabios son los que han permitido llegar hasta 1947, con la mujer relegada a un lugar secundario en la vida de este pueblo, cuando ella debe ser la formadora de la nacionalidad, ya que es la primera maestra del niño, en la cuna misma. Es allí, en la misma cuna, donde comienza a enseñarle al hombre que debe ser honrado, que debe ser virtuoso y que debe ser patriota."

Desconcentración

De inmediato, el público comenzó a abandonar la plaza de Mayo en grupos más o menos organizados, que se dirigían en distintas direcciones dando vítores a las autoridades nacionales y a la señora Perón. Apresuró la desconcentración la iniciación de una intermitente lluvia, que hacía buscar refugio en las casas de comercio que permanecían abiertas.

Una expresión del entusiasmo de las concurrentes al acto en que fue promulgada la ley que acuerda la plenitud de los derechos cívicos a la mujer

Uno de esos grupos tomó por Avda. de Mayo y al llegar frente al diario “La Prensa”, dejó oír gritos hostiles, por lo que la policía efectuó su primera intervención obligándolo a alejarse. En tales momentos, otro grupo de jóvenes hizo su aparición en la esquina de Avda. de Mayo y Perú, por lo que la guardia de caballería estacionada frente al diario nombrado, debió dividirse impidiendo desde ese momento el tránsito de peatones en la cuadra comprendida entre Perú y Bolívar. De nada valieron los gritos hostiles y hasta algún gesto amenazante de los manifestantes: los representantes de la autoridad permanecieron con serenidad en sus puestos, sin atropellar al público pero manteniendo el orden con energía.

Pasadas las 20, y cuando ya la lluvia arreciaba, fue restablecido el tránsito sin que se produjera ningún acto desagradable.

Frente a un periódico

Algunos manifestantes que siguieron por la calle Rivadavia, al llegar frente al local del diario “La Vanguardia”, manifestaron también su hostilidad con gritos, y como fueran arrojadas algunas piedras fueron pedidos refuerzos de la guardia del Departamento, concurriendo dos camionetas con soldados que tomaron ubicación frente al edificio para custodiarlo.