Secuestraron a dos titulares de Bunge y Born
En un sincronizado golpe comando fueron secuestrados ayer los hermanos Jorge y Juan C.J. Born, director y gerente de la empresa Bunge y Born S.A. En el operativo fueron muertos a balazos Alberto Bosch, director de Molinos Río de la Plata (viajaba en el asiento delantero del auto que transportaba a los hermanos Born) y el chofer Juan Carlos Pérez. Los integrantes del grupo actuante —unas 15 personas jóvenes— colocaron carteles y semáforos en la avenida Libertador, a la altura de La Lucila, consiguiendo así encerrar el auto de los ejecutivos y el de la custodia en una calle de escaso movimiento, donde procedieron con un accionar totalmente calculado y estudiado. Posteriormente, en horas de la tarde y mediante los clásicos sistemas de información, la organización Montoneros se adjudicó el hecho.
Pocos minutos antes de las 7.30 de ayer, varias camionetas llegaron a la esquina de la calle Acassuso y la avenida del Libertador, en La Lucila. Todos los vehículos llevaban colocado un cartel con la siguiente leyenda: “Al servicio de ENTel”, por lo que el hecho no llamó la atención a los vecinos del lugar que observaron el movimiento.
Un Desvío y un Vigía
En avenida del Libertador y Lorenzo, una cuadra más al norte, de una de las camionetas los “obreros” bajaron un cartel de pie con la leyenda “desvío” y un semáforo portátil a batería.
Dos de los hombres colocaron el cartel y el indicador luminoso en medio de la calzada, quedando la flecha del aviso de desvío señalando hacia la avenida Ada Elflein.
Otros carteles de desvío fueron colocados en las intersecciones de las calles San Lorenzo y Roma con la avenida Elflein, cerrándose de esa manera el tránsito a los vehículos que iban desde el norte a la avenida del Libertador. Mientras los falsos operarios simulaban, con picos y otros elementos, dedicarse al trabajo, uno de ellos se había trepado al poste ubicado en las vías del ferrocarril a la altura de Ia calle Acassuso. A él le tocaba vigilar el momento en que los vehículos de las futuras víctimas entraran en la encerrona que acababan de montar.
Una Corta Espera
Los distintos grupos que estaban operando en el lugar mantenían una constante comunicación con radios portátiles. Así, quienes esperaban en San Lorenzo y Libertador informaron que ya estaban colocados allí los elementos necesarios, mientras el vigía avisaba que aún no se veían los coches esperados.
Mientras tanto, varios coches que se dirigían hacia la Capital Federal obedecían las señales y recorrían el desvío, retornando a la avenida tras recorrer las cuatro cuadras. Los vehículos que circulaban por la otra mano de la avenida del Libertador, es decir de sur a norte, lo hacían sin ningún impedimento. Nadie podía sospechar, en esos momentos, que el desvío y el aparente trabajo de una de las cuadrillas de ENTel, no era otra cosa que un minucioso preparativo para consumar un espectacular doble secuestro.
¡Ya se Acercan!
Pocos minutos después de las 7.30 la tensa espera llega a su fin. El vigía encaramado en lo alto del poste telefónico avisa por su intercomunicador que los coches que conducían a los hermanos Born y a los agentes de su custodia ya se estaban acercando. Este detalle indica claramente que los secuestradores venían preparando el plan desde tiempo atrás, habiendo llegado a conocer no solo los movimientos sino también las marcas y colores de los coches que ellos utilizaban para trasladarse desde sus domicilios hasta las oficinas de la empresa Bunge y Born en la Capital Federal.
A partir de ese momento el plan comenzó a ser desarrollado con justeza y precisión. Cuando los autos aguardados —dos Ford Falcon— obedecieron la señal de desvío y doblaron por San Lorenzo, dejando la avenida del Libertador, los operarios que allí estaban abandonaron sus herramientas y colocaron sobre la vereda el cartel de “Desvío” y el semáforo. De esa manera el tránsito quedaba automáticamente normalizado, y los coches que se iban aproximando a esa esquina continuaban circulando normalmente por la avenida del Libertador. A dos cuadras de allí el resto de los falsos operarios se aprestaba a dar el golpe final.

Encerrona y choques
En el primero de los automóviles, un Ford Falcon celeste chapa C-614832, viajaban en el asiento trasero los hermanos Jorge y Juan C. J. Born, de 40 y 39 años respectivamente, y en el delantero lo hacían Alberto Bosch, de 40 años, director de Molinos Río de la Plata, empresa perteneciente a la firma Bunge y Born, y el chofer del vehículo, Juan Carlos Pérez, de 35 años. El segundo Falcon, chapa C-095572, estaba ocupado por dos custodias armados.

Ambos vehículos recorrieron por la calle San Lorenzo los escasos 100 metros que separan las avenidas del Libertador y Ada Elflein y tomaron por esta última en dirección a la calle Roma, por donde debían desembocar para retomar la primera de las avenidas. La marcha de los rodados era lenta y en esos momentos la habitual tranquilidad de esas calles solo era alterada, en pequeña medida, por las tareas que estaba desarrollando un grupo de hombres llegado allí en las camionetas.
Estos dos vehículos estaban estacionados en la esquina de Acassuso y avenida Elflein, enfilados hacia el lugar desde donde venían los coches de los ejecutivos. Desde ese momento todo se aceleró vertiginosamente. Había llegado el momento de iniciar verdaderamente el operativo y las dos camionetas arrancaron violentamente estrellándose casi de frente, contra la trompa de los dos coches. El secuestro entraba en su fase decisiva.

Resistencia y Muerte
De las cajas de las camionetas (cubiertas con lonas) aparecieron más hombres y dos mujeres, todos fuertemente armados, quienes se dirigieron a los dos vehículos. Posteriores declaraciones de testigos del hecho indicaron que cada uno de los componentes del grupo —entre los que se encontraban dos mujeres— actuaron con decisión y sin titubear.
Sin embargo, algo que no estaba previsto ocurrió cuando los hombres que rodearon el primero de los autos ocupado por los ejecutivos abrieron las puertas para hacer bajar a quienes estaban en su interior: un movimiento del chofer Juan Carlos Pérez (trató de alcanzar un revólver que llevaba en la guantera) fue advertido por quienes los controlaban e inmediatamente varios de éstos dispararon con pistolas y una escopeta Itaka, hiriendo de muerte a Pérez y a Alberto Bosch, quien como hemos señalado estaba sentado a su lado en el asiento delantero.
Mientras eso sucedía, el otro grupo había reducido a los dos custodias armados que ocupaban el segundo coche, y tras quitarles sus armas, los dejaron allí, esposados.

Un auto oscuro
Los dos hermanos Born, mientras tanto, habían sido obligados a bajar del coche e introducidos a empujones en un auto de color oscuro que se había acercado al lugar. Este coche —un Chevrolet, según algunos testigos— se alejó a toda velocidad en dirección a la calle Roma, ignorándose si una vez allí dobló hacia la avenida del Libertador hacia Maipú.
Mientras, uno de los agentes de custodia pedía a gritos que lo auxiliaran, diciendo que ellos eran los verdaderos policías (esto se debía a que dos de los atacantes vestían ropas de policía), el resto de los componentes del grupo actuante huyó en dos automóviles que los aguardaban cerca de allí y que se acercaron velozmente a recogerlos una vez que desapareció el auto que transportaba a los hermanos Jorge y Juan C.J. Born.
El chofer Juan Carlos Pérez, muerto en el acto, yacía semi caído del auto, mientras que Alberto Bosch —falleció cuando era trasladado a un sanatorio cercano— se había desplomado en la vereda que corre paralela a las vías del ferrocarril.
Comunicado
Horas más tarde, por las vías habituales, la organización Montoneros hizo llegar un comunicado a los medios de información en el que decía que las unidades básicas de combate José Sabino Navarro, Carlos Olmedo, Eduardo Beckerman y Pablo van Lierde, fueron los que actuaron en el operativo de secuestro de “dos miembros directivos de uno de los grupos monopólicos más importantes de los que actúan en el país” y señala que los señores Born “serán juzgados por sus actos”.
