Frank Sinatra en el Luna Park
Por fin tras cuatro noches de actuar en el íntimo ambiente del Sheraton, Frank Sinatra llegó al gran estadio. El Luna Park lo recibió colmado de gente y de expectativas. “La Voz” llegó con precisión y calidad, se hizo escuchar y sentir en cada rincón y demostró que tiene un consciente manejo de su dimensión actual, en la cual confluyen cuatro décadas de experiencia en el espectáculo.
Un atril, un banco alto, un micrófono de oro; eran los habitantes de la plataforma que a un metro y medio de altura esperaba en el centro del Luna Park la llegada de La Voz. A su alrededor, cerca de veinte mil espectadores se apiñaban ordenadamente desde las plateas hasta las populares. Por fin, como surgiendo del centro de la tierra, Frank Sinatra (nacido Francis Albert), llegó a la vista de todos. De allí en más, durante una hora y diez minutos fue centro de atención y de emisión.
Hubo una suma de méritos en cuanto al logro sonoro escuchado. Del artista visitante haremos referencia luego. Es preciso señalar antes la notable calidad de la amplificación, sustentada con equipo mixto en el cual con Sinatra vino una consola Yamaha 2000 más otros elementos. Localmente Teddy Goldman aportó altoparlantes, micrófonos y algo más. El resultado fue excepcional. Desde los mínimos suspiros hasta las mayores expansiones del cantante y la orquesta fueron percibidos en todo el transcurso sin la menor distorsión y ausente por completo de interferencias.

El otro mérito de destacar está en la orquesta. Cuenta con arreglos que tienen la variedad que el recital precisa, cabalmente captada por Don Costa, con el punch preciso en los momentos adecuados, con esa sonoridad que naciera en la época de las grandes bandas, evolucionara en los años cincuenta y sesenta y sigue siendo efectiva a través del tiempo. Están, además, los músicos, desde los saxos hasta la batería pasando por el notable grupo de brass (donde descuella el trompetista Charles Turner, quien, además de aportar un excelente solo instrumental, no descuidó momento libre para enriquecer su colección de fotografías de Sinatra, ya que es un fotógrafo incontrolable), un contrabajista, Gener Cherico, con impresionante pulso que se fusiona con la variada percusión y se suma al piano conductor de Vincent Falcone.
Mención aparte merece Tony Mottola, quien dio muestra virtuosística en "Mañana de carnaval", con su sola guitarra, y acompañó "Según pasan los años", que dejó fascinado al público por el notable dúo que integró con Sinatra. Sobre la actuación, hubo un par de solos mencionables, como el del denso sonido del saxo tenor Al Klink, o el del trombonista Robert Alexander.
En cuanto a Sinatra, tuvo una actuación impecable. Hubo algo singular en su presencia ante el enorme auditorio. Prácticamente rodeado por la gente, consiguió que nadie se sintiese desplazado. Más allá de la recepción de su canto, hizo transitar su gesto por los cuatro costados. Disfrutó de su habilidad como “rey del suspenso” en algún final, recorriendo con su mirada la totalidad del ámbito, dando la sensación de observar a cada uno. El resultado fue una sucesión de entusiastas ovaciones. El ambiente anímico tuvo varios picos de calor, y éstos se ligaron positivamente a la actuación del artista. Cuando en algún tema separó el micrófono de su boca y fue percibido “en directo” por varios segundos, la gente deliró y en el “clima íntimo” mantuvo en vilo a todos, no solo al ser acompañado por el piano o la guitarra, sino también cuando llevaba el marco de toda la orquesta.
Más allá de problemas financieros y controversias sobre su presencia, La Voz se hizo valer. Cientos de manos se le acercaron tras el último tema. Él estrechó las que pudo, amplió el saludo y desapareció sin dejar dudas sobre su habitual e implacable ausencia de bises.
Roque de Pedro
Los números, antes del show
“Las entradas generales ya están agotadas”. Un empleado del Luna Park se acercó a la boletería en la que se vendían las ubicaciones de 80.000 pesos y hacía añicos, con esa información, a las 20.40 del domingo, la esperanza de quienes aspiraban a encontrar todavía un lugarcito en las populares, para ver y escuchar a Frank Sinatra. Solo quedaban —agotadas también las plateas de 850.000 pesos y las plateas altas de 400.000— unas pocas butacas en el sector preferencial y en el superpullman. Entre tanto, lenta y ordenadamente, el público seguía ingresando al estadio, con el boleto adquirido, en la mayoría de los casos, varios días atrás.

El primer rostro con el cual nos encontramos al ocupar el sector destinado al periodismo (junto a las plateas más caras, de 1.000.000 de pesos, y a pocos metros del escenario) fue el de Juan Alberto Mateyko, el animador elegido para abrir —lo hizo con suma sobriedad— el show, anunciando a Don Costa. Uno de los pocos argentinos que tuvo acceso a la “suite” de Sinatra y que compartió la única cena íntima que presidió el ídolo, Mateyko definió su labor de esa noche con una breve frase: “Me siento halagado y emocionado”.
Controlando detalles organizativos, Tito Lecture nos informaba, a las 21: “Esta noche se vendieron 19.700 entradas. De ellas 14.000 son ‘populares’. Las escasas ubicaciones que quedaban libres hace un rato atrás ya no existen”. Un rápido chequeo visual daba como fácil evaluación —no había que usar un contador— que el Luna estaba colmado. Mientras seguíamos aguardando la iniciación del espectáculo, advertimos a nuestro lado a Jorge Velasco, coordinador general del operativo Sinatra en Chango Producciones y uno de los hombres más vinculados a Palito Ortega. Sobre la insistente versión de que La Voz trataría de aliviar el déficit económico que, por razones de público conocimiento, arrojaron sus recitales en la Argentina, le dijo a Clarín: “Se están llevando a cabo conversaciones en ese sentido. Sinatra y su equipo van a realizar un estudio de todo esto en Estados Unidos y, dentro de una semana, nos contestarán de qué manera pueden ayudarnos”.

Nélida Roca, Doris del Valle, Diana María (ayer salió a la venta su simple "Querido Frank"), Mariano, Nito y Claudia Mores, Juan Carlos Puppo, Eber y Sisí Lobato fueron algunos de los rostros conocidos que pudimos detectar en una noche a la que le sobró emoción y apoyo popular.
